domingo, 1 de mayo de 2016

Merienda para muertos


Imagen de Laura Makabresku: Lectiones Tenebrarum


"No hay herencia literaria ahí..."

Dijo Stéphane Mallarmé 
luego de ordenar a su ayudante y a su hija destruir sus escritos. 
Un día después, murió.



Miedo a un poco de nieve.

Oraciones que brillan únicas
como asustadas
en la mesa de vidrio o sobre la madera
oraciones que justifican
el llanto y la fortaleza 
la vida y la muerte 
o toda la imaginación junta
¿qué soy luego de todo esto?
¿qué eres tú?
además de ser tan hermosa y hablar ese odioma que tanto adoro
te toco el culo
meto toda mi lengua en tu asquerosa boca
muerdes mis labios
e introduces las manos en mi pantalón para apretar mis huevos
mi gesto de dolor te encanta
abres tus piernas y me dejas ver tu sexo exquisito
húmeda flor de la agonía
de mis tristezas y todas mis fobias juntas
y la luz y la noche y la nieve en nuestras narices
-tengo un poco de miedo, digo
abres más las piernas
¿a esto? preguntas
¿A ESTO?
dices gimiendo
y todo mi falo se adentra entre esos labios
húmedos
calientes
oh maravilloso centro del mundo
oh delicioso pan de la muerte
¿qué soy después de esto?

Han pasado algunos minutos
veo tu cuerpo rendido al sol
y es de noche todavía
veo tu cuerpo rendido a la luz
y es de noche todavía
veo todo tu cuerpo rendido ante la nieve
y brilla la noche entera
aún
en nuestras frías narices.


Whisky etiqueta negra.

Yo era una puta
era algo
como un sol
o luz artificial
grande y pequeño
era Jesucrito
     así
         gigante
o tal vez
          nada.

Yo era un hombre
algo al menos
como una explosión
o pétalo de flor
       mediano
sobervio
     era el maldito Jesucristo
así
      pequeño
nada
quizá una puta.


Flor de caña 7 años.

Porque si hay un alma en mí
esa cosa absurda no me la puso dios
y sé del dolor y sé causarlo y sé disfrutarlo
porque le he agarrado odio a las mujeres
y soy malo con ellas
y también con los hombres
quizá ya esté muerto
o quede poco de mí.

Qué triste es mi ciudad
qué triste son las putas
lamen mi sexo con sus lenguas llorosas
y en ellas veo tristezas y odios y tetas terriblemente manoseadas
qué triste es mi calle
qué triste es mi andar
qué triste es pensar que hay un alma en mí.


Licor de calaveras.

En tu cráneo sirvo un poco de vino
vino que arranqué de tus adentros
y lo bebo
rápidamente
como un zarpazo en tu yugular
¡soy el puto diablo!
el que pasa sus dientes mientras duermes
sobre tu sexo
el que pasa sus garras mientras lloras
en tu iris
¡eso soy yo!
el dolor en tu asquerosidad humana.

Sirvo un poco de vino en tu cráneo
vino que tomé de tus profundidades
y cocaína
y algo marrón y raro
           dios...
esa cosa se hace agua
    dios...
se adentra en mis líneas
                 dios...
se aferra a mis ranuras
    dios...
a mi cáscara
a mi rajadura
¡oh maldita espuma!
que me desmaya sobre el parqué.

Sirvo un poco de vino en tu cráneo
vino que expulsaste de tus hendiduras
y yo que soy todo eso que te gusta
todo eso que aborreces
todo eso que soy yo
y se aferra en tu vena.

Oh llaga dentro de mi ojo
como una espina
en mi espina
y mis huesos
se rajan
por ratos
como una sombra
que no conoce cuerpo
o cáscara 
o alguna maldita sinrazón
que calme esta asquerosa sed
de asesinarme día a día 
bebiendo de ese vino rancio y envenenado
que tu ser maldito produce.