lunes, 27 de enero de 2025

Las puertas del mal



"... A las cuatro de la madrugada,
cuando todo estaba en silencio, 
podía oír cómo crecían las raíces de mi soledad”.

Haruki Murakami




Zanahorias.

Adoro las zanahorias en tus guisos
dulces y suaves
tan naranjas
y mojadas
y sabrosas
mientras un poco de arroz se mezcla con ellas
en mi cuchara con otro poco de papas hervidas
y en mi boca explota
ese sabor de tus manos
a veces remendadas por algún corte
otras tan tibias como las orillas de la mar en verano

adoro tus manos tibias,
cuando en la cocina celebran una fiesta
con las verduras
y los panes
y las cucharas
y tal vez la miel
luego nos sentamos
en esa mesa donde todo me cuentas,
un saludo del vecino
lo que te dijo la verdulera
o la mala elección que hiciste en la carnicería,
mientras humean los platos que hemos servido
con esos aromas que tu alma me regala
cuando me quieres
y yo también te quiero. 

Bebemos un poco de vino los domingos por la tarde
como alegres por la vida
pero esta vez lloramos
de tanto vino
te abrazo un poco
mientras tú me abrazas otro poco
y las soledades solas se marchan
de tanto haber andado entre nosotros
y es ahí que nos reímos
de tanto vino
como tristes por la vida
pero ya no
entonces llega la noche y mueles café tostado
la casa se llena de ese aroma que tanto adoramos
se mete dentro de tu vestido
abre mi alma
y nos acerca otro poquito.

Cortas un poco de queso
destapas el mantel donde hay panes calientes
coloco dos tazas de café sobre la mesa
y nuestras tristezas se alegran,
entonces nos miramos y te digo:
Me gustan las zanahorias en tus guisos. 


A tus ojos de gata.

Asusta
como ese lunes que noviembre nunca tuvo
tu manera de mirarme.

Cariño
espero no morir entre tus garras.

El amor es lejano
a veces se pinta de azul
hay música que juega con tu pelo
y cigarrillos que me llaman por mi nombre,
pero cariño
espero no morir en tus garras.

Los coches son niños jugando en la calle
la luna un sol minúsculo que no aprende a dormir.

A veces desapareces
y vuelves cuando te da la gana,
cuando posiblemente esté sentado solo en esta silla
y me encuentre perfectamente

       apareces
     y cariño

vuelvo a caer en tus garras.

Una revista me ilustra la nada
tiene colores y fotografías
con gente que desconozco
bocas que no hablan
y ojos que no saben cerrarse.

Te miro
desde mi cama te miro, hasta la puerta del cuarto de baño.
- No quería, pienso
mientras parada y desnuda brillas
bajo el umbral de esa puerta azul en el cuarto de baño,

y sí
he vuelto a caer entre tus garras,
como todos los lunes muertos de noviembre
donde tus ojos
me asustan.


Breve escrito para Gabriela.

Si te dijera, que alguna vez he muerto por tu boca, mujer de la sombra y de la luz, si te dijera, como quien quiere decir algo pero se queda callado, inmóvil y quieto, bajo el brillo que vas soltando. 
Mujer relámpago, si te dijera, que alguna vez he muerto por el espacio entre tus pestañas, por ese breve espacio entre tus pestañas. Dime tú. ¿Qué podría merecer un pobre clochard como yo? Que te adoró con locura, dentro de toda esa tristeza que era esperar de un dios sordo su eco... 


Esmeraldas. 

Coloqué esmeraldas sobre tus blancas tetas
ahí, en tus pezones rosados.

¡Qué hermoso combina esa parte de tu piel con lo verde!

               De la luz dentro de otra luz
      verde. 

Y bajé 
la cabeza hasta tus encantos  mayores
donde te mojas
con tus blancos jugos
oh, hermosos jugos blancos
que brillan
como esa luz verde
sobre tus tetas
y me enamoro
de tus tormentas perfectas
        oh, 
     dama de las piedras verdes sobre tus tetas y esa luz
 verde.


Las caricias eternas. 

Dios se gira
para no ver la gloria.

En la flacura
de mi lengua
justifico
esa parte en tu hondura
como una súplica
donde yo despierto
ese gemido que tu voz
ha guardado para mí.

Navegaré océanos eternos de olvido
para llegar hasta tus orillas
mujer de la soledad y la derrota
cabalgaré
sobre caballos de fuego
y llegaré hasta esa luz donde tu sol comienza
mujer de la claridad y la arrogancia
para brillar junto a ti
hasta apagarme.

Y de los árboles caerán los otoños
y en el río los veranos se acomodarán dulcemente
mientras bajan por tus cabellos
oh, hermosa muchacha
reina de las piedras preciosas del mundo
devuélveme las caricias que te ofrecí
para acariciar a tu dios altanero
durante un minuto 
o dos.


Cuando duermes. 

Cuando cierras los ojos y duermes
olvidando que el mundo te necesita
con tu gato manchado a un lado
semidesnuda y tibia.

Te veo ahí
sobre tu cama
hermosa y única
con tu piel tostada y tus ojeras tristes
con tu negro pelo y tus tetas hermosas.

Cuando duermes
Margaret
le pido a tu dios que nunca te vayas.


Los delitos.

Amanecí entre tus pechos
como una sombra
escondido del mundo y de tu gato
sudando entre tu calor y tu rubor inquieto
dime mujer de los pechos como el sol
¿dónde quieres que te toque?
entonces abres los ojos como los veranos que disfrutas
en tu diminuto bikini color púrpura
junto a la orilla mientras mojas tus pies
como ahora a un lado de la cama
abres tu piernas húmedas de sal y baba.

Desperté
callado entre tus muslos
apretando la voz
para tiritar contigo junto al frío
de tu corazón 
entonces abro dulcemente tus párpados
y soy la sombra en tus pestañas
donde el sol se hace pequeñito
dime mujer de la fábula
¿dónde quieres que te bese?
entonces señalas tu sexo mojado 
donde me introduzco como un pez moribundo.

Amanecimos juntos sobre tu cama
envueltos en las telas blancas de las sábanas
desnudos y secos
dispuestos a mojarnos con nuestras lluvias
mujer de la locura, dime
¿dónde quieres que me calle?
entonces señalas tu boca
la que nunca dice nada. 


La promesa.

Mujer
que entre tus piernas callaba
de todas las cosas que me ofreciste
me debes los años que nunca estaré junto a ti.


Un dios torpe.

Quiero caminar sobre tus aguas
curar tus heridas
abrir tus ojos ciegos.

Para mostrarte que el mundo cruel puede ser un poco bonito.

Lavaré tus pies con perfumes y aceites
y recogeré tus frutos.

Quiero ser tu dios amor mío
y nada más. 


Todo para ti. 

Todo para tus piernas
largas como enredaderas
donde mi alma se acomoda dulcemente. 
Todo para tus pechos
tímidos besos del león
donde mis huesos fecundan tus espacios
oh, dama dulce donde los encantos se estremecen.

Virginia hermosa
hermosa como el sol y las esquinas del mundo
donde sus calles se acomodan
entre el neón y la nostalgia
de tus pechos pequeños
para que mi frescura
te ilumine hasta que llegues a casa
y logres apagarte.


Tu pelo. 

Ojalá y me convierta en piedra
luego de ver tus ojos que son el filo de una navaja
mientras tus cabellos como serpientes se mueven con el viento
entre mis dedos y tu mueca deforme
oh, dama de la pesadilla donde dios no duerme
justifica tu espada entre mis entrañas
agitándolo todo
mientras me rompes. 

Me gusta tu pelo
negro como una mar profunda
que a veces parece azul
pero no
es como una noche o dos
de tu pelo como la noche
similar a una seda
largo muy largo
hermosa melena de mujer
me gusta tu pelo
cuando todo se prende pero eso se queda así
apagado
oscuro
pero que brilla
fugaz como una estrella
que se apaga fugaz como esa luz
esa luz dentro de tu negro pelo.


Con los ojos bien abiertos. 

Sirves eso que nos gusta
blancas serpientes como la seda
sobre tu mesa quieta
y con nuestras narices
hacemos ese acto de bondad
donde dios deja su sabor amargo
en nuestras gargantas
y repetimos 
y repetimos otra vez el mismo acto.
Beso tus pezones
luego nos miramos a los ojos
algo en ellos nos eleva
y empezamos nuevamente ese instante inútil
de la pesadilla. 


No hay galletas para los perros malos. 

Dame una caricia
mujer rota
una caricia para justificar mi existencia
por favor
regálame una frase de tu tacto
mientras derrotado
sobre el sucio suelo
mi alma entretiene a la muerte.


El diablo sobre la cama.

Te tumbas
sobre la blanca cama
llevas interiores rojos
de encaje
todo diminuto
como una ofrenda al dios de la vanidad
y te mueves igual que una serpiente;
divina
suave
única,
hasta iluminarte en mi retina.

Entonces empiezas a tocarte
todo es tan sublime
mueves tus diminutas bragas rojas
de un lado a otro con un zigzagueo leve
hasta que mis torres en mis rodillas se derrumban,
y me ahogas,
con todo eso que tu humedad presume me ahogas
y dentro de mi boca esa baba tuya y mi voz
se envuelven en un eco tan sublime donde tu sal y mi lengua
son torres que se caen dentro de ti,
y todo eso solamente para calmarnos.


Tristezas eternas.

La tristeza
es una oración pequeña
dentro de mi nariz

algarabía
atardeceres
luz de sol del medio día
todo junto.

La tristeza
es un pedazo de eso
que se acomoda en mi nariz

martes de primavera
pezones con sal
mujeres que intentas no querer
todo junto.

La tristeza 
es ese instante que duras
dentro de mi nariz

hermosos culos
lenguas y baba
ojos de distinto color
todo junto.

La tristeza
es un rato en tu sala
que cabe en mi nariz

bragas con pecas
sujetadores con pecas
tu espalda con pecas
todo junto

es una extraña tristeza
que desaparece en mi nariz.


Cosas que no se pueden contar.

Cuando hicimos lo que hicimos
cuando ella todavía me quería
cuando con tus caderas intentabas que termine dentro de ti
mientras la distancia pasajera nos juntaba en esta escuálida cama

cuando hicimos lo que hicimos
cuando ella me adoraba todavía
intenté no quitarte tus bragas negras mientras intentaba quitarte tus bragas negras

cuando no quería quitarte tus pantalones quitándote tus pantalones

cuando hicimos lo que hicimos
fueron tres besos que no me diste
mientras devorabas mi lengua
y tus caderas luchaban con mi sombra para terminar dentro de ti.

Tus tetas hacían toda la penumbra que logra la noche en mis manos

cuando hicimos lo que hicimos

cuando ella todavía me amaba

nos olvidamos de la sangre en las películas que derramamos tantas noches
de las borracheras con eternas resacas.

Cuando hicimos lo que hicimos

ella que tanto me amaba
había muerto

y yo

luego de matarla

aparecí entre tus piernas
cuando derroté tus bragas negras
tu escote gigante.

Cuando hicimos lo que hicimos
cuando ella me adoraba todavía
y a ti también te quería.


En mi voz.

Dejaré mi voz en la calle
antes de entrar a casa
y tú pondrás palabras en mi boca
tal vez cosas que nunca habría pensado.

Dejaré mi voz en el trabajo
para poder comunicarme contigo 
un poco mejor,

la comida está fría
y tú ya no duermes en mi cama

te juro que dejaré mi voz en cualquier lugar
antes de entrar a casa

para que tú me enseñes a hablar
y pongas frases con mi voz

frases que quizá

nunca habría imaginado.

Entraré mudo a tu habitación

y mi lengua procurará
abrazarte en tu mitad
intentando no soltarte nunca

hasta que el vino que había en ti
se aleje de nosotros
y haga de tus gemidos esos gritos que tanto odio.


Seré mudo para siempre

te lo juro por ese dios que no existe

hasta morir
porque no podría intentar vivir para nadie más
no podría hacerlo con nadie más.


Relato.

Tengo la tristeza larga
no sé si acostumbrarme o cortarla

no sé si quererla u olvidarla.

Tantas lagrimas por compartir
en pañuelos de nadie
y de todos.

Tengo la soledad tocando la puerta
no sé si tatuarme su frase sórdida
o llevarla a tomar el sol.



martes, 31 de diciembre de 2024

Los daños eternos (Segunda parte)


     
"(...) Devuélveme las estrellas de la infancia para que pueda emprender con los pájaros pequeños, 
el camino de regreso al nido donde tú aguardas." 

 Mahmud Darwish



Bondad humana.

Ya no creo en la bondad humana.

Creo, por ejemplo,
en todo eso que hace daño.
Alcohol,
drogas,
buenos amigos
y mujeres,

sobre todo mujeres.

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Y a veces, uno mismo.


Hay algo hermoso en ese polvo blanco.

Tres días sobre el sol
dos botellas de ron
algunas cervezas
vodka
vino
tequila
agua mineral San Mateo y dos trozos de pan de Bimbo con una mantequilla de mierda.

El culo hermoso de una italiana que solamente quería que me la levantara un par de veces se mueve muy, muy cerca a mí, parece un poema desnudo, tirita un poco por el frio y realmente tiene un culo maravilloso.

El sol es de la noche
ahora lo sé
porque brilla como esa última luz que casi todos vemos antes de morir
o esa cosa rara a la que alguna vez
todos llegaremos
justo antes de la media noche.

Suéter de lana de vicuña con caricias de algunos niños que perdieron la magia torpe de acariciar
y llegas tú
débil hoja de otoño con ese suave suéter
y caes donde el mundo verá otro tallo tan fuerte como los dedos de esos muchachitos muy adentro de sus sueños.

Falda de algodón
bragas de algodón
tetas de algodón.

Y tus hojas se quedan
quietas como todas las sombras en la noche
quietas como tus tetas cuando acabas
justo cuando acabas.

Pero nada sucede
ella es tan rubia
y se va con su militar que tiene la piel hermosa
la nariz hermosa
los ojos hermosos
-para ella
claro.

Se va con él y yo me quedo
apretando este culo limeño
dice que se llama Francesca
termina con el novio cada fin de semana y besa como las diosas
me busca cuando quiere calentarse un ratito bajo el sol los tres domingos de la semana.

           Un segundo bajo el sol
              dos segundos bajo el sol
         tres segundos bajo el sol
      y su piel es una moneda tibia
  tan tibia como su voz antes de decirme algo.

Tiene dos tetas que no conocen milagro alguno
tan hermosas son que ya no siento miedo.

Y mi corazón es un vidrio roto
justo a la mitad de sus noches
donde nos invadimos enteros con ese maravilloso sueño blanco...


Perros que duermen por la noche.

He ladrado tantas veces
todas las veces
en tu centro
que es un escorpión
con su cola levantada
o dos
o más
la fobia que nunca desaparece.

¡Oh, libro que dura una frase!

Una pintura que ya casi desaparece
o un busto que muere
en ese museo
allá en las Argentinas.

eres mágica
como ese primer instante del universo
que no se puede explicar
mágica como el sol en este lugar
                  este lugar que por segundos
        olvida que eres una estrella
   o más
muchas más.

He dormido a tu lado
tantas veces
en todos los lugares
en todos
tratando de borrar tu alma,
y esa sombra
que no me sirven para nada.

tengo dos instantes en mi corazón
uno de ellos te dice adiós
el otro
no sabe qué decir todavía.


Comida para negros.

Los restos
-mis restos
alimentan a esos seres inmunes al dolor
a esos seres que no saben rezar
seres inmundos
castigados hasta por la mano de dios.

Y yo soy esa peste dentro de tu cabeza
-mientras les das de comer
que escupe
cada sombra
cada espacio
de esos seres insolentes.


Gato.

Oh, hermoso ser
llenas la casa con tus movimientos suaves
como caricias de humo y nostalgia
colmas con tus trucos este recinto pobre donde mis huesos mueren

elegante y majestuoso
te elevas sobre el aire
como una burbuja
mirándolo todo
encontrando esas cosas que solamente tú conoces
y que presumes
con tu cola ancha
hermoso felino de ojos como el fuego encendido.

Te amé como a nadie y te defraudé como a todas. 


hice de mi voz una mentira abierta
como una herida eterna
junto a tu ronroneo quieto
para que te marches.

Oh, hermoso ser
ojalá aprendas a volver alguna vez.


El verbo.

He comido de tu carnes
cuando eras todo para mí
he devorado hasta tus sombras
todas tus sombras
cuando era todo para ti.

¿Y ahora qué nos queda?
Solo un poco de sal en la nariz.


Lo que hemos hecho.

He visto tantas risas
dientes
ojos
pestañas
ojeras
tetas
y pubis
he visto casi todo
de una mujer o más. 

He acariciado narices
cabellos
orejas
espaldas
pies
pezones
y clítoris
he acariciado casi todo
de una mujer o más.

Y tú
muchacha de los ojos marrones y cansados.

¿Qué hiciste en todo este tiempo que no estuviste conmigo?


Gin tonic.

Haces un ruido como un vals
pero te mantienes fresca y apagada
en tu mirada de gata que nunca olvida

y dices
que me quieres
dentro de toda esta escena de muerte y sangre

y olvidas
que me tienes
dentro de toda esta película de odio y rabia.

A veces te extraño
y los árboles dejan sus hojas
para que en tu tacto esos otoños tristes desaparezcan

otras veces te pienso
para que los inviernos que son eternos mueran algunos segundos
dentro de mi mano.

Haces un ruido como un vals
y cuando logro olvidarte
a veces
solo a veces
como ahora
logras aparecer.

Yo solo quería regalarte el mundo, 
pero el mundo no era mío ni de nadie.

-Otro gin tonic por favor, le pido al camarero.


Los dados eternos.

El poema dura
lo que demoras en regresar
en aparecer escribiendo
en gritarme callada
en silencio.

Si quieres matarme voy a dejarme matar
pero si aún vives allá,
iré a quitarte de mi cabeza.


Mundo feliz.

Tu sombra demorándose en mi habitación
tus caderas en la cocina con el pan
tus piernas cuando la mar queda lejos
tu boca
cuando desaparece el poema...

Quiero vivir en ese mundo que no existe.


Invento del hombre.

Existen ciertas cosas
sustancias que
hacen del hombre algo que yo no sé,
un poco de arena en el corazón o algo de odio
son la misma cosa.

Existen algunas sustancias del hombre que yo no sé
un par de tetas golpeando mi cara
o la concha de esa hija de puta
yo no sé,
aroma a flores o niños jugando
heridas un poco abiertas y tus bragas algo manchadas
yo no sé
es como si me cargara alguien
cigarrillos creciendo desde mis pies
como una mueca en tu sonrisa
yo no sé
un día o dos o junio o algo más
cosas del hombre
que yo no sé.


Los Caínes. 

Hermanos de la muerte
del hueso que muerde en la nuca
justo en la nuca
cuando tu seso es una piedra que se deforma
con la fuerza de nuestro odio. 


Ya no eres tan joven. 

Brillabas
hermosa como un sol
como un sol justo a medio día.
Eras la luz
del mundo la luz
justito a medio día.
Pero los años tristes acaban con todos nosotros
porque juntos los años devoran
esa luz 
y aparecen después
como arrugas
cuando el tiempo habla
tanto,
en nuestras caras.


He tomado drogas.

He tomado drogas
que me hacen hablar
quisiera callarme
pero no puedo.
Hay fantasmas por toda la habitación
unos pocos afilan las navajas
otros colocan una cuerda desde el techo
y algunos frotan sus garras donde antes había un corazón
intentando encontrar algo quizá
que les resulte familiar
algún sentimiento bobo
o el cáncer de una esperanza
con las manos de la muerte.

He tomado drogas
que me hacen gritar
quisiera parar este ruido
pero no quiero.


La derrota.

En el oscuro jardín de tu infierno
es mi voz
la que clama
es mi voz
la que llama
es mi voz
dentro de todas las voces
la que pide
un poco de piedad
donde tú disfrutas verme derrotado.



El colgado.

Me cosí enero en las costillas
para que el tiempo no pase feroz y esté quietecito allí
mezquino regalo de los dioses el tiempo.

Y me dejó sin un costado
como un Cristo que sangra
roto desde mis rodillas
imaginando un mundo feliz
mirando el movimiento de ese mundo en el techo donde cuelga una cuerda invisible
en ese movimiento de reloj
donde me ahorco
cada lunes
cada martes
cada miércoles
a las 3 de la tarde
a las 8 de la noche
y a las 6 de la madrugada.


Los daños eternos.

Oh, hilo de gusano
que brillas sobre tu nido plano desde la mesa
te adentras por mi pico más alto para adueñarte de todas mis honduras.

Oh, seda blanca de gusano
que aprendiste a elevar a los dioses que llevo dentro
hasta derrotarlos, y volverlos a elevar, para derrotarlos nuevamente. 

Oh, polvo de miel y locura cruel de gusano,
haces de mis dientes rocas y de mi lengua un nudo tibio de maldad y miseria,
¿acaso no ves mi felicidad? 

Destruirme ha sido lo más hermoso que pude hacer conmigo, trapear con mi alma sucios suelos hasta eyacular en las fauces del mundo, del lobo.

                         Oh, dama del subidón y del apagón
                   donde solo tu luz importa.