martes, 30 de junio de 2009

Virgen Morena


S
obre la Ciudad de Guadalupe se levantó la imagen de una mujer con la mirada triste, una imagen parecida a la madre de los doce niños perdidos, un campo minado luego de la guerra, un campo lleno de niños pobres que alimentan sus manos destrozadas con soledad y basura.
Bajo el cielo de la ciudad de Guadalupe se imaginó la figura de una mujer con las manos tristes, una figura maquillada con el horror de la humanidad, una Virgen con dos tetas invisibles.

Sobre ella las estrellas que Dios escupió, estrellas que han escondido la grandeza de un ser que a los ojos se esconde. A sus pies una negra boca como sonrisa , como una mamba sin veneno se muestra y pisotea a ese Ícaro sometido a lo celeste de sus huellas.

En la mar de la antigua Ciudad de Guadalupe los niños respiran el espanto de sus gritos bajo el agua, luego salen hinchados, azules, y mi Virgen celestial los transforma en su manto y se cubre del invierno reseco y quemado. Asesina de las oraciones, como una india venenosa se esconde entre la rama y las plegarias.
Un escudo de flores y madera, sobre sus hombros el peso inexacto de la fe, paso a paso se va gastando la imaginación del hombre.

Sobre la Ciudad de Guadalupe una adormecida imagen de animal se levanta entre los infieles, una Virgen con la idea triste, la Patrona del Mal. Y bajo su vestido un deseo mayor se humedece con las palabras de un dios tan parecido a un perro abandonado, como un cementerio de monjas, tan violada, como un niño en la cabeza de un cura.
En el corazón de Guadalupe, una Virgen despierta, se viste de gloria y camina sin tocar el suelo, se pinta las mejillas con dos toques de cocaína y fuma opio de mi pipa torcida.
Mi perfecta Virgen Morena, que más parece una mancha en el suelo y no una santa mujer.

Dedicado a la mujer de mis ideas, a la Virgen Morena que mi piel adora, a la dama de mis esquinas. A mi Virgen favorita.

lunes, 29 de junio de 2009

Simón


Probaré morir hoy, si se me antoja. Por que la gracia de tu risa se ha vestido con odio.
Es sublime mi deseo si detrás de la máscara de papel está escondida ella, la dulce muñeca de arcilla y hueso. No sé si todo lo recreado haya mostrado cada espacio en las rodillas de un hombre cansado. Es un logro haber llegado a la vejez. -gritaba él.

Probaré matar hoy, si se me antoja. Por que la rabia de tus dientes se han transformado en carne.
Es amargo el golpe en el centro del pecho, habiendo perdido la suerte tres veces, con ella, la muñeca de ojitos blancos, que mas parecía un grito roto a mitad de la plaza mas vieja del norte, un engaño al niño más tonto de la casona azul.

Probaré robar hoy, si se me antoja. Por que la sangre de tu ropa se ha lavado con pecado.
Es dulce el pequeño instante que toma quitarle un beso al muerto más tieso, que era similar pedírselo a ella, la eterna primavera sin flores, aquella que se moría por las mordidas de Simón.

Quiero ser tú, Simón, si se te antoja. -Gritó ella.
Y robó dos besos al niño que ella misma mató, tieso él, como la primavera más negra y fría del mundo. Dos instantes después, acomodó un nudo en su cuello y saltó...
Es un logro haber llegado a la vejez. -Dijo él al ver girando a la joven bajo el techo gris de la casona azul.

domingo, 28 de junio de 2009

Detalles infinitos


"Porque mi existencia es tuya, si existo".
Ladró Dios.

Sobre el campo se viste de mujer un vestido verde, un pequeño vestido verde. Tú, niña de ojitos como la golondrina, que vuelan y difícilmente posan, me detienen un momento.

Te imagino más tarde como la cebada, como la lluvia que cae, como un retazo de nube antes de soltar un grito, un chispazo. Así te imagino, porque no tengo más detalles que ofrecerte que mi sangre en mi interior, mis besos de esta boca que ya no es mía, las caricias de tus costillas en mi costado, quizá, tú seas mi ángel de la muerte, mi ataúd de cristal, algo que va más allá de la imaginación. La princesa de mis pesadillas.

Te he quitado el pasto que se define como tu piel, te he quitado el brote de algo maravilloso, algo que comparado al orgasmo, resulta infinitamente más grande. Tú, señorita de vientre definido, de curvas directas y mirada oscura como la noche, que por un momento se muestra y luego se aleja, me has enseñado lo que este mundo no tiene, lo que le falta quizá, tu sonrisa como el mágico instante de mi purificación al sentirme muerto.

Te he seguido desde un futuro no mayor a un gesto triste, como un vaso vacío envuelto en un aroma de vino blanco y que derrota mi lengua. Tú, mujer de mirada como la mar más profunda, me asesinas y te vas, como si la vida ya no simbolizara nada.

¿Es acaso el momento de tu piel que sangra una fruta que ha caído desde un rama no más grande que el centeno?

Sobre la mar se viste de mujer un vestido azul, un pequeño vestido azul. Tú, que ya no sabes si respiras sola o lo haces por mí. Son quizá mis besos regados sobre tu lengua el resultado de un detalle mayor al último número; como el ron en la boca del alcohólico, como sangre en los pies del homicida, como tú sobre mis manos inquietas.

Te extraño más tarde como el niño a su madre muerta, como si el sol cayera sobre mí y se derrumbe la humanidad, así te extraño.

¿Acaso tus uñas que sobresalen de mi cuello me las pusiste tú aquella mañana de Marzo en la que me pediste amor?

Sobre el cielo se viste de mujer un vestido negro, un pequeño vestido negro. Y resulta que se define directamente con tus caderas, como el brazo de un Júpiter diurno, tal vez como una Venus luego de haber sido perfectamente dibujada por un niño ciego, es decir, por mí.

Dedicado al Tango mejor entonado del mundo. Por ser canción, por ser un infinito detalle, un corazón con los ojos de un cielo roto, un hermoso cielo roto...

sábado, 27 de junio de 2009

Besos & Caricias


Pienso en ti cada vez que mi latido escucharte quiere, como un grito en la cocina, como un rayo sobre el parqué pulido por el tiempo, por los años enfermos de todo.
¿Es acaso mi vida el relámpago que tú tanto querías?

No quiero pecar al decir que daría mi vida por ti, pero soy tan pecador, gracias a Dios, que sin extrañarlas daría mis siete vidas por ti, si todas las vivo a tu lado, claro.
¿De qué otra forma pensaste que sería?

Porque no tengo más existencia que la que me promete hoy en día un cansado y agitado espacio de terror en blanco y negro, una especie de dulce picante, una nota en el traste más viejo, con ocho manos sumamente arcaicas, similar a una película de Pedro Infante en el espejo.

No soy algo que se logre pintar con dos manos, no soy nada si me vez desde tu cielo rojo, ni siquiera un gato, así te ronronee la garganta cada tarde de luna nueva.

Abre su grieta mi pecho afónico y rompe su eco tenebroso en tus labios de loco, porque no hay mejor tango que la locura, ni mejor locura que un tango cantado por un loco, y si mi loco es como tú, o decir mejor, que tú eres mi loca que canta al amanecer, vestida de piel y tequila, envuelta en sábanas blancas para que hagan énfasis a tus pechos de papel y lápiz, a tus dos pechos locos.
¿Es la vida esa exageración que dura un segundo y se extraña toda una eternidad?

No quiero imaginar una vida sin mí, menos si tengo seis más por vivir, y no quiero porque yo me fundo contigo, en cada beso de vainilla, en cada perfume que tu cuello regala y mi piel respira. Mis pasos no van a otro lado que no sea un libro tuyo, que no sea un cuento tuyo, porque no sé leer si antes no escucho un beso de tu boca, menos si la noche está más muerta que tu vestido negro.

Es tu lengua un violín desafinado, de sonidos únicos, por no decir besos, porque no hay nada más nuevo que el grito de un violín antes de ser emparejado, tal vez.
Es un cuento negro mi vida si tus labios no me esconden, si tus dientes no acarician los míos, si tu latido escucharme no quiere.

Es mi vida parte de tu vida, desde el instante que gritaste tu nombre en mis oídos.

Por que todo instante ya es dedicado al Tango, por que cada segundo de piel y besos no los quiero con nadie más que esa canción de loco, a mi Tango perfecto.

lunes, 22 de junio de 2009

Veintidós (Instante tres)














Imagen rescatada de alguna esquina de mi habitación sin forma.
"Tristeza de un tango"

Si un campo verde se pinta con un tono azul, si la vida resulta una mala gracia, algo más allá del ocaso. ¿Podré besarte otro momento?

No sé si todo es púrpura cuando cada noche muero, solamente sé que tus labios se maquillan con mis caricias. No tengo más que dos ojos para hacerte sentir hermosa, no tengo más que un corazón que dejaría de latir al momento que tus ojitos se pongan oscuros. Tengo dos manos que te dibujarán cada instante, dos instantes como pasos para seguirte a donde te escondas. Es quizá mi vida una falla espiritual, algo que va más allá del asesinato, una burla a la creación.
Tengo una vida sin años para pasar a tu lado, ronroneos y tres gestos cada vez que tus risa se hace verso...

No sé si todo es rojo cuando cada amanecer vuelvo a respirar, solamente sé que mis labios se despintan con tus caricias. No tengo más que una corona hecha con mi espina dorsal para hacerte sentir mi Princesa. Un ramo de nubes cada viernes de amargura y llanto si la vida se pone feliz.
No tengo nada más que mis líneas si las palabras no son suficientes, algo similar al mimo que entre movimientos exagerados no dice nunca nada. Tengo, mi Princesa Esmeralda, mi tercer instante contigo, y es más bello que todos los asesinatos juntos...

Es tu vientre parte de mi pesadilla cuando tus costillas se clavan en mi pecho, es tu vientre cada gota de mi sangre imperfecta cuando resultas única.
Te Amo en cada centímetro de piel... Como cuando he muerto y he despertado al amanecer.


Dedicado al Tango más hermoso de todos los tiempos.

A Cambalache, for sentimental reasons.

jueves, 18 de junio de 2009

La sonrisa del diablo


















Imagen de i.newsarama.com


Un delicioso trago de sangre para pintar mis labios,
no muestra la belleza que él me trató de quitar.
Me expulsó de su centímetro de cielo, me dejó caer como gota en el suelo.
Yo, al tomar el sabor del polvo decidí regalarle el amor que no tengo.

Mi sonrisa no es otra cosa que la exageración de un Dios moribundo, algo que va más allá de un niño que agoniza. Un poco más allá de su costado.

No tengo temor a caer otra vez, no tengo temor a comer del suelo, quizá sus curvas me definan con un temor mayor, al parecer seré expulsado de éste asqueroso lugar una vez más.
A dos centímetros de su vómito, dos es suficiente si el niño que agonizaba ha muerto.

Mi sonrisa no es otra cosa que un tumor del mundo, algo que exagera al gesto, y ya tiesa envenena, humilla, asesina.
Mi sonrisa no es otra cosa que el pecado mayor de una mujer adúltera, una prójima decente.
Meto mis manos en un bolsillo, toco un dedo índice, una lengua y dos ojos azules.
Suspiro y le regalo al cielo mis dientes amarillos y sin forma.
'Ha caído otro Dios sobre la tierra'. -Me dice un perro enfermo.

martes, 16 de junio de 2009

En la ardiente oscuridad


Ocurrió así:
comencé a jugar a aquel sagrado juego sin saber
lo que había que hacer, pero pronto aprendí
que cuando hay demasiada gente dentro de la habitación
nadie quiere hablar de amor.
Yo jamás lo lamenté ni lo lamentaré.

Me encontró por la estación
y me llevó a un apartamento.
Dijo algo sobre mi piel,
me abrazó y yo cerré los ojos.

Y tuve que entender
que aún hay otra luz que queda cuando en mí se pone el sol,
y ahí estoy, en la ardiente oscuridad.
En parte fue mi culpa, en parte fue su forma de mirar.
Y esta inmensa decisión viene a mí, viene a mí,
viene a mí, viene a mí y yo no dejo de fumar.

Me encontró por la estación
y me llevó a un apartamento.
Dijo algo sobre mi piel,
me pagó y yo cerré los ojos.

Cuando el sol comienza a herir,
come de mi mano.
Hoy he tomado drogas
que me hacen hablar.

Nacho Vegas

lunes, 15 de junio de 2009

Asesinato (III)


He asesinado a Dios,
lo he enterrado en el infierno,
le quité la piel que asume su belleza.
Satanás duerme a mis pies
abrigando toda pesadilla.

He asesinado al hijo del hombre,
sin haberme lavado las manos luego.
He colgado cada pecado,
desde la amarga lengua de Jesús
hasta las dulces curvas de María.

He asesinado cada paso,
dejando huellas con sangre,
y me sigue la viva muerte,
me sigue...

He asesinado al santo,
lo he manchado en cada puta,
quitándole aquellos ojos azules
que asumen su belleza.

He asesinado a Dios,
lo enterré en el Hades.
Y aún así no pedía clemencia.
Quité la piel que asume su belleza,
la lengua que asume su justicia.

Mientras la niña Magdalena se desnudaba,
los demonios vieron cada movimiento mío
en ella.

He asesinado a Dios,
a la mosca que vuela en mi mierda.


Poema III de 'Poemas desde Norteña'


domingo, 14 de junio de 2009

Color desmejorado




















Imagen de
www.artistasdelatierra.com

La piel del hombre humillado se muestra de un modo oscuro, marrón, a veces negro.
No es como la nieve, por que la nieve es hermosa.
Las manos del hombre marginado se amarran de un modo o dos, tal vez tres, o más.
No es como la nube, por que la nube se mueve en lo alto.

Esclavo, colgado, violado: Alimento.

Los pies del hombre usado se cortan con navajas, cuchillos, a veces a golpes.
No es como papel, por que el papel es magnífico.
La boca del hombre manchado solamente está para sus gritos, súplicas y algo mas.
No es como la luna, por que la luna es maravillosa.

Esclavo, golpeado, asesinado: Alimento.

El color desmejorado no es otra cosa que un insulto a mi piel clara; por que yo soy nieve, y me muevo en lo alto de un modo maravilloso.

martes, 9 de junio de 2009

Hogar de un asesino


Mi casa se pinta con sangre, en soportes de hueso humano imagino el techo perfecto.
Una cocina donde la carne infantil tenga sabor a beso.
Mi casa se imagina como el dios que ya no existe, en gotas de sudor y hojas rotas de una vieja biblia. Tal vez si todo es azul, el cielo sea aquí.

Mi casa se levanta en manos de un viejo, humillado escupe y lame mis rodillas.
Una sala con cráneos de bebés que imaginen ángeles mirando. Quizá.
Mi casa es el santuario del muerto, donde todo se corta con mis dientes afilados. Como la grasa del niño y preparo una sopa de piel a Dodó. Ella me mira y separa la presa de sus garras.

Mi casa se emociona con gritos, en ventanas cerradas para que el olor a muerto no se me escape.
Una cama rosa donde mi puta favorita se mueva feliz antes de eyacular.
Mi casa de carne marrón, donde las piernas vírgenes aperturan el terrible final. Como lluvia de otoño se dibuja.

Mi casa, tan parecida a cualquiera... No es otra cosa que el engaño mayor.

sábado, 6 de junio de 2009

Síntomas de un hombre no formado















Imagen de jumastorga.wordpress.com


Dulce niña de quince años, tú, que hoy saboreas la sangre desde tu sexo por tercera vez.
Escondes el miedo con una amarga semilla de hombre.
Sudor en la cama, fluído y humo de tabaco.

Dulce mujer de veinte años, tú, que has imaginado un gusano en tu vientre por quinta vez.
Escupes el milagro de la vida por tu sexo tan podrido y ya no sientes temor.
Sangre en la camilla, dolor y pinzas de metal.

Dulce madre de cuarenta años, tú, que has hecho crecer a un niño que babea sobre la alfombra.
Sufres el castigo que tu propia mano entrega.
Llanto en la cara, olvido y marcas en el alma.

Dulce abuela de sesenta años, tú, que has matado el pasado con dos gestos.
Recoges en tu mente lo recreado, tomas tu vientre y el antojo de morir aparece.
Sangre en las muñecas, navajas y cortes de una vieja que agoniza.