He asesinado a Dios,
lo he enterrado en el infierno,
le quité la piel que asume su belleza.
Satanás duerme a mis pies
abrigando toda pesadilla.
He asesinado al hijo del hombre,
sin haberme lavado las manos luego.
He colgado cada pecado,
desde la amarga lengua de Jesús
hasta las dulces curvas de María.
He asesinado cada paso,
dejando huellas con sangre,
y me sigue la viva muerte,
me sigue...
He asesinado al santo,
lo he manchado en cada puta,
quitándole aquellos ojos azules
que asumen su belleza.
He asesinado a Dios,
lo enterré en el Hades.
Y aún así no pedía clemencia.
Quité la piel que asume su belleza,
la lengua que asume su justicia.
Mientras la niña Magdalena se desnudaba,
los demonios vieron cada movimiento mío
en ella.
He asesinado a Dios,
a la mosca que vuela en mi mierda.
Poema III de 'Poemas desde Norteña'
lo he enterrado en el infierno,
le quité la piel que asume su belleza.
Satanás duerme a mis pies
abrigando toda pesadilla.
He asesinado al hijo del hombre,
sin haberme lavado las manos luego.
He colgado cada pecado,
desde la amarga lengua de Jesús
hasta las dulces curvas de María.
He asesinado cada paso,
dejando huellas con sangre,
y me sigue la viva muerte,
me sigue...
He asesinado al santo,
lo he manchado en cada puta,
quitándole aquellos ojos azules
que asumen su belleza.
He asesinado a Dios,
lo enterré en el Hades.
Y aún así no pedía clemencia.
Quité la piel que asume su belleza,
la lengua que asume su justicia.
Mientras la niña Magdalena se desnudaba,
los demonios vieron cada movimiento mío
en ella.
He asesinado a Dios,
a la mosca que vuela en mi mierda.
Poema III de 'Poemas desde Norteña'
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