miércoles, 5 de enero de 2011

Cinco



Has venido vestida de ángel le dije, lo mereces respondió, aunque sabía ya, que al día siguiente, me dejaría otra vez en el infierno.



Cinco la risa desmedida de mi mano,
que no festeja romance, sino piel sobre tu piel.

Cinco la brisa ingenua de tu labio,
que no regresa beso, sino lengua sobre mi lengua.

Cinco por la nostalgia de querer ya no querer más, de sufrir sin reír, de llorar sin masticar proverbio, porque no habrá noche luego del mañana, y mañana no seré yo quien te llame, desde la puerta más rota del mundo, a tu cama. Cinco por la melancolía del vino, que regresa desde la vena a la pena, que retorna, y olvida así el camino del paso a paso.

Cinco la lenta broma de tu romance,
que no rompe armonía, sino semejanza entre lo dulce y la sal.

Cinco el terco te quiero de mi agonía,
que no recito en prosa, sino desde tu pelo enmarañado en la mar.

Cinco por el beso de otro, con el regresaré ya mismo contigo, y marchará mi amor mañana, desde la plaza hasta tu casa, cinco por el ajetreo de tu cintura en mis manos, por las blancas damas adornadas por la lluvia, que no eran sino dedos en tus palmas, de rosales celestiales. Cinco porque no hay segunda sin primera, ni verbena sin tinto. Cinco porque aprendiste a regresar sin ti, y a marcharte conmigo, así me dejaras, en el peor de los olvidos.

Cinco el abrumador miedo de la incertidumbre,
que no bebe conmigo, sino con el hablar del viento en tu ventana.

Cinco el humo de tu cortina divorciada del mundo,
que no existe ni gira, sino lo inventamos uno a uno.

Cinco el retal de una llama que se apaga, que se prende, que se esfuma, que se enciende, que se adormece, ¡y brilla!, cinco desde el monumental gesto de tu pecho a pecho, que en mis manos callan su movimiento, mientras abotono tu saco de seda bajo un lluvioso día de enero, y tu risa se hace un espejo de gozo y dicha, dentro de mis ojos profundos.


A Cambalache, for sentimental reasons.


Nota del autor: Rogaré desde ya, el bienestar en tu hogar, porque no tenemos que llorar cuando hay tanto para reír, porque no debe importar, la vida con su arrogancia. Pediré, desde ya pediré, que tu boca sea de feliz fresa, que tus ojos no lluevan sino de alegría, que haya siempre, años largos que se esfumen veloces; con tinto, con hachís, contigo y sin mí. Señorita, la vida es demasiado importante como para tomársela enserio.


A Cambalache, for sentimental reasons, again...