domingo, 3 de abril de 2011

Un poema para Simona


E
lla,
sin tetas sustenta,
una falla,
una llaga,
que resucita,
en su verga, en su erección.

Simona,
que rabona,
traga de aquel tipo,
una forma o dos,
de amarguras distintas.

Ella,
sin alas,
salta desde el quinto balcón,
gritando en su mudo adiós,
el insulto que es la vida,
muerta está,
como sembrada,
entre su sangre y su mierda,
sobre la tierra.

Simona,
ven hasta aquí,
que penetrar en tu ojo quiero,
no una,
sino mil vergas.

Simona,

ven...
y calla aquí...