viernes, 10 de junio de 2011

Por un tal Antonin



Es verdad que he muerto, quizá fue porque no cerraron la ventana, y aquí el viento mata.




Me enfurezco como baba en la boca de un loco,
y apesto como en su culo apestan los hedores
y rio como la carne putrefacta
y caigo como las tetas de una puta sobre mi cara.

Me entretengo en mi pubis que es un defecto grotesco
y vomito lo devorado
y orino lo escrito en la biblia
¿y es dios que no existe
o es mi madre que me ha castigado por apuntar a la cruz con mi falo?

En el cristal se dibuja la risa de una muerta
y la lluvia mantiene su forma sobre la tierra
y la masturbación es una idea,
una idea, una idea, la idea...
de un ideal poco horrendo.

Me hago blanco como los ojos de un negro que es vapuleado,
y represento la farsa de la bondad
y juego a ser cicatriz
y perezco dentro de un túnel que se hace con tu mano,
regreso al hueso,
y hago herida con tu boca en mi cráneo.

Sueltan mis garras que son crecientes espinas
y se entierran éstas en la yugular de los poetas
y suspiro que ella jamás regresará con vida
y convengo que lo etéreo es una daga en mis cojones.

Habrás visto demonios tatuados en mi cinto,
con mi esperma uno a uno los tallé sin tu tacto
cuando juraste desvanecerte como al eyacular sobre la alfombra mi semen se desvanece,
y sucia como la madre del impostor Jesucristo caerás
rendida ante la llama de mi pasión por la nada.
Hago ruido,
ruido,
ruido que es una multitud de niños suplicando
ruido que son mujeres desangrándose
ruido como el canto de aquel gesto
que hacías cuando de mi falo brotaba esa bilis espesa y absurda como tu seso.


Lástima damos

entreverados como cadáveres ante el mazo de un nazismo delicado,

y sobresales por las uñas
por la lengua
por ese insípido rubor de tu sudor maloliente.

Haces como si en la habitación yo no existiera
y me gritas
y hay silencio
silencio,
¡silencio!
y caes muerta porque soy hombre y no soporto la voz de una mujer.

Me enfurezco
cuando mi estómago recibe el vacío de la indiferencia
haciendo de mi bulimia una isla
y la cirrosis se desmorona en mi alma-que es un hoyo
y mi falo es una tumba
y mi culo un cementerio ordinario de flores infinitas...

Chillo,
y lloro,
y me tuerzo porque hombres como yo también sufrimos para darnos el lujo de haber vivido.
Gruño
y hay frialdad en este ruin inverno,
tirito como el parqué cuando mi padre hace resonar sus tacones
¿seré hoy su puta?
o tal vez me lastime con esa cuerda que hace de mi piel una pintura de Chaim Soutine,
simulo ser una vaca abierta hacia mis costados
ahorcado con su tenaz delicadeza
rogando termine así con esta súplica de todas las muertes juntas.

Sufro
padezco,
suicidios diarios a causa de una locura que si está
no es más que la nobleza de mi carne hecha con tu línea injustificada de sabiduría.

Soporto divisiones en mi faz
y llorar no es suficiente
y destruirme no es suficiente
y desbaratarme no es suficiente
-¿Qué es la vida?...
-¿Qué es tu vida?...

¡Señor yo soy la vida! respondo,
con nobleza como un caballero,
porque nací de un dios que bebía
porque nací de una madre coja
y cojeo
y me caigo
y me recoges...

Por favor pido, que no lo hagas.

Hay dolores en el mundo como el hambre,
como la vida misma
dolores como cuando la piel se separa de otra piel
y es la carne la que revive
y es mi hueso lo que revive
y es mi fémur y mi costilla y mi escápula los que te claman,

y al hallarme por fin desnudo,
es dios el que tiembla al verme tan hermoso...



Porque la locura es la mayor razón para no estar cuerdo.

15 comentarios:

  1. Con dos cojones. Por poemas como éste, aún sigo pasándome por aquí.

    ResponderEliminar
  2. Hacia tiemplo que no leía algo tan bueno ¡es magnífico!

    ResponderEliminar
  3. Señor Mondragón, así le llamo, por que así lo merece ¿Se da cuenta? ¿Cuántas dagas aún le quedan bajo los puños en forma de letras?

    Vaya pedazo de Poema!!

    Le dejo un abrazo, compañero...

    ResponderEliminar
  4. hacía años que no leía una poesía...
    o quizás
    nunca la había leído
    hasta ahora...

    te abrazo !

    ResponderEliminar
  5. Hola a tod@s, saludo, sin la venia y me presento, apartando las moscas que atrae el mal olor de esta extraña criatura de pequeña talla y gruñir escandaloso que se hace llamar así misma Mondragón de Malatesta. Me presento, porque sé que quieren conocer mi nombre, esa invención de mí mismo, esa mentira, ese subterfugio, mi nombre, el látigo con que castigar pusilánimes, a ustedes pusilánimes, que emplearán mi nombre para insultarse entre ustedes, mi nombre, ese anhelo de conocimiento, mi nombre-su reto, en fin, esa cosa que les venía diciendo desde hace tiempo y que viene siendo Jonás, y sí, como ya habían supuesto, soy un enjambre, un enjambre de talento, negro, amarillo, un enjambre, un enjambre de amor y cólera y de ruido y de furia, de euforia y de pena y de una honda alegría cuando una mujer morena o rubia me acaricia o me chupa la polla o me mira y lo piensa (como ustedes, adalides de la normalidad, el decoro, la cortesía y todas las convenciones, ya habrían advertido), sí, soy un insensato, un loco, un monstruo, un fenómeno de feria, en definitiva: una bestia.
    En fin.
    La cuestión, la buena cuestión -como dicen en mi pueblo, mi pequeño pueblo español, cuyo origen es España, madre patria de todos esos pequeños suburbios coloniales a los que mienten llamando naciones americanas- que quería plantearles, haciendo para ello uso de toda la indómita retórica de la criatura superior que soy, es la siguiente:

    Me resulta increíble que alguien tan joven como el Sr. Malatesta utilice un lenguaje tan sistematizado y carente de brechas, fisuras y todo po(e)sible estremecimiento; un lenguaje perfectamente asimilable a lo peor de la poesía de la experiencia y que desconoce, neglige o ignora aquello que decía Deleuze de encontrar una segunda lengua dentro de la lengua: lengua tartamuda, lengua del balbuceo.

    En definitiva, se muestra y demuestra nuestro querido Mondragón el montaraz de la avant garde??? -como pretenciosamente nos sugiere su apuesta formal por una poesía neo-conservadora, por la retro-guardia dentro del lenguaje, por la parte más casposa de nuestra cultura- como un poeta esclerótico, apolillado, cobarde y absolutamente intrascendente que tanto podría -y todavía no sé muy bien en caso contrario a qué razón atiende, ¿será gay?- lucir en antologías, ser premiado por instituciones, y por supuesto ganar el favor de crítica y audiencias.

    Finalmente y para despedirme me gustaría dejar un lengüetazo para Kay, mujer altamente influenciable, pero con las medias rotas, y solo dios sabe cuánto me ponen las mujeres con la ropa rasgada.

    Un saludirijillo, Sr. Malatesta

    ResponderEliminar
  6. Elena Lechuga, siempre es tan grato tenerle por aquí, aún por aquí. Beso.

    ResponderEliminar
  7. Queridísimo GatoPardo, hay que mantener nuestras copas llenas, llenas con ese hermoso sabor del licor, -de ron en su caso.
    Estimadísimo, licor por montones en copas muchas, para poder así, corregir lo que escribimos. Ojalá sobre tiempo, para solamente leernos.

    ResponderEliminar
  8. Jonás, siempre es grato leerte, gracias por regresar aquí una vez más.

    Ah, casi me olvidaba, cuando gustes, puedes golpear mi otra mejilla. Un saludo.

    ResponderEliminar
  9. Brutalmente visceral... me encanto. Más que encantarme.. metiste la mano por la boca para escribir sobre tus entrañas... joer!

    No dejo de releerte.. y de resentirte.

    Uno.. de aquellos ;)

    ResponderEliminar
  10. Jonás que malos son tus celos...
    Mondragón de Malatesta discúlpale ha entrado en cólera cuando ha visto que un poema tuyo me gustaba, es como un niño.

    ResponderEliminar
  11. Arya, después de muchos, tantos años... Yo aún aquí, recibo uno... de aquellos...

    ResponderEliminar
  12. Kay, no hay lugar para disculpas, todo ser es libre de todo, no hay molestia, ni modestia. Gracias de todos modos, por tu afecto. Un beso, nuevamente.

    ResponderEliminar
  13. Lo que le sucede a Jonás es que no sabe dónde dejó los cojones, Mondragón. Es un personaje de su propia fábula, no le hagas caso, Jonás no existe, y si existe es un pendejo. En fin, que el poema no es el que más me gusta de tus textos, pero me gusta, hay versos que, en medio de mi infinita ignorancia, me parecen brillantes. Y sí, es absolutamente cierto, por amuletos de ese tipo es que hay tanto loco suelto. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Susan, gracias por abogar por mí, aunque al final, todos terminamos siendo pendejos alguna vez. Gracias también por los otros términos, me he sentido un poco crecidito, ¡gracias!

    Resumiendo: Hagamos amuletos como esos, entonces. Un beso, y dos abrazos para la mejilla.

    ResponderEliminar