domingo, 22 de agosto de 2010
Veintidós (Peces de ciudad)
Hembra.
Hembra que entre mis músculos callabas
de todos los favores que pude prometerte
te debo la locura.
El último hombre. 1984 L.M.P.
Peces de ciudad.
Flor de arena
paseo de estrellas
jaguar
manantial de cera.
Canela sin piel
bares
tintos de seda
mesas
postres de manzana.
Pies mudos
lenguas
abismos
y borracheras.
A Cambalache, for sentimental reasons.
viernes, 20 de agosto de 2010
Mondragón
Señor, señor, no es lluvia, dios no se ve, pero se siente, dios no se toca, pero se siente, ¿no lo siente acaso?
-No hijo, en mi pueblo a todo eso le decimos viento, y nada más.
Dragón de tejados mojados, con alcohol regados, simplón majareta del cielo, con alas hirviendo en fuego. Estigma del viento, que se siente, que no está, que no se ha ido. Cielo roto a la mitad, verso pródigo en la boca, del que está, dentro de otro muerto, como cajón en las manos del suelo.
Gusano indigente de las madrugadas, pedazo de madera, animal del mal, se abren de sus ojos rojos húmeros como el dios de la nada, festejando una leve hendidura, tan profunda como la mar. Ciudad derruida, Chernóbil sin peces, ni gusarapos, sin caricias ni putillas; ciudad de mierda.
Clochard que no sabe de seda, rótula tibia, calavera, ángel desterrado del trocito de pan, amargura, catedral, fiesta de memoria del que murió, dentro del túnel de una mujer. Rabioso moribundo caótico, perro faldero, amante del lugar sin su forma, despreciable juglar.
Muerto que aún vive, que no sabe ni festeja, cielo raso ni bondad, mal augurio, espina dorsal, flor marchita, cigarrillo sin tabaco, cirrosis, metal aferrado a su óxido, niño sin mamá, detestable mal amigo, borracho abrazado a su bar, silla de tres patas, vaso roto que no corta, como la hoja tiesa sin líneas ni maldad.
Pequeños tramos que hice en mi ciudad y pequeños espacios del cuerpo que ya no está. Aquí un resumen de mi entorno, y lo que ya no me rodea.
miércoles, 11 de agosto de 2010
De Malatesta
Señor, señor, por favor mire al cielo que sentirá algo maravilloso llamado dios.
-No hijo, es solamente lluvia en tiempo de verano.
Señor, tiene usted dos ojos como café pintados en la cara, una negrísima cabellera, unas manos terriblemente vulgares. Sus desordenados dientes ameritan mordeduras indefinidas, su lengua cobarde, su altura, se juntan en una sola pintura.
Señor tiene usted dos pies como susto postrados en el suelo, una cumbre como nariz, muchas costillas casi rotas, aunque también vulgares. Sus inatajables verbos prevalecen mugrientos, como muertos, como gatos, que juntos conforman una terrible abertura.
Señor tiene usted dos hijas maravillosas en ambos horizontes, una es dios y la otra Lucifer, dos hijas muy guarras, invisibles, que entretienen. Sus desnaturalizados cuentos resuenan entre los dientes de la rata, como peste incontrolable, como el hombre, y el hambre, que juntos mueren con premura.
Señor tiene usted muchos familiares, pero muy poca familia.
Aquí parte de mi andar. Aunque también decidí, casi al final de mi fortaleza ante el sueño, colocar un fragmento de algunas madrugadas resumidas en Maldición literaria. Espero lo disfruten tanto como yo.
S.O.
Caes como perro
dentro de una boca vacía
guisos rojos que se mezclan con saliva
sigues cayendo
como perro dentro de una panza vacía
aguas mansas que se mezclan con terribles mares
sigues cayendo
como perro dentro de unos gusanos tremendos
barro que antes era agua entiende su mal olor
¡oh semen perfecto!
que por la boca entras sin dejar tras tu paso
esa peste asquerosa a la que todos llaman vida.
jueves, 5 de agosto de 2010
Prosa II
"No, Monsieur Jourdain. Lo que usted dice no es prosa, precisamente porque lo habla. Prosa es lo que se escribe, en las cartas, en los cuentos, en las novelas. Es una forma de escritura que se diferencia del verso, más parecido que la prosa a la oralidad".
Blancura.
De entre la mierda de otro
tomado es el cuerpo
lamentando
todo aquello que se ha hecho.
No protestaré
si se me une a eso
tan marrón como la piel
del hombre que no debió
nunca ser concebido.
Lo negro ensucia
al mundo
como mancha en el suelo
lo sobrenatural es quitado,
lo blanco sin embargo
es la tonalidad
de algo puro.
Relato para no ser contado.
Sufrí dos brutalidades:
La fornicación;
de mi padre su falo instalé
en mis fauces
con sabor amargo
crecí con él
y en su olor me reconocí.
La flagelación;
de mi madre sus látigos adoré
en mi culo que sangra
sus caricias arrullé
una a una
mientras la piel conocía
el suelo y sus malicias.
Hoy ya maduro,
no por el tiempo
si no por los lamentos.
Destruyo de mi cráneo
su fruto
que extraña
lo que de niño probó
desde la piel
desde la lengua
desde mi culo
mientras un semen extraño
se derrama.
I
Cayendo estoy,
en lo profundo de la vida,
que me atrae a su centro,
estrujando cada hueso mío.
¡Oh vida asquerosa!
¡Detente!
Lepra de mi vena que ofende
a la misteriosa dama roja
que en su vientre papeles quema
sabe a hachís
sabe a mandarinas.
¡Oh vida asquerosa!
¡Detente!
Y continúa la maldición de la literatura, a quien me leyere, le suplico no mal entienda mi poca imaginación, no es que odie ciertas cosas de la tan asquerosa humanidad, simplemente odio todo de ella. Les dejo aquí, parte de dos organizaciones mías, de poemas; que en mi tratar defectuoso, como mi corazón tan maldito, y tan hijo de liendrecito de hachís, y tan de todo, que nada ya espera, tristemente ha recreado. Quizá, en otras publicaciones futuras, aspire algo mío, personalmente mío, que aprecien con un poco más de cercanía.
I - De Poemas Romanos.
I - De Poemas Romanos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)