Imagen de Taringa!. "Blancas damas"
Y habla con su madre: "soy yo madre ¿no lo ves?"
Ella dice: "Olvida que algún día te engendré"
Nacho Vegas.
Ella dice: "Olvida que algún día te engendré"
Nacho Vegas.
La serpiente me observa, soy la rata inmunda que entre sus colmillos perecerá tras un temblor y un ardor; respuesta a la causa de su veneno. Me observa también su lengua dividida, excitando el aire, mientras sus ojos muertos como negro cavilar me susurran un pequeño espasmo dentro del pantalón. Ella pretende sobre el suelo sus tetas invisibles, raspando su piel contra la piel del suelo, ¡oh leve movimiento del pene entero!, ¡una serpiente!, que apetece su forma flácida, como una lengua dentro de mi boca adormecida.
La serpiente se enrosca, soy los huesos que adora entre sus apretados músculos aquella dama encantadora, y no seré yo quien decida deshacerme de su cuerpo mutilado, sino que serán sus curvas las diosas carnales que mis formas transformen en polvo, y de aquel pálido polvo tres líneas parirán su encanto, ¡oh nariz pobre de pensares!, como avatares, mis ojos sangran en mi garganta que derrumba sus hablares, cuando dentro de una pústula expulsa su cariño en forma de pus, su ponzoña de lento asesinar.
La serpiente abre sus fauces, soy la pierna de madera que sentirá su crujir, cuando esos dos filos dentro de mí logren dos aberturas similares a una guerra, llena de seres blancos como líneas de aquella hermosa dama. Y decidiré por fin si las engulliré al instante que respire, o si prefiero me muerdan, incrustando en mi lenta agonía aquel escalofrío desatroso, que no supera la noche cruda de la resaca, y que dentro de la eyaculación más pobre, la serpiente me seduce, y que yo beba de ella, como niño en un crimen de teatro, fingiendo ser arrullado por la violación sobrenatural y clementina. ¡Oh falo perfecto!, me miras desde lejos, hermosa línea que se adentrará en mis narices, ¡oh perfecta cocaína!, no habrá mejor serpiente que tu hermoso cuerpo entre la mesa, y mi vida.
La serpiente se enrosca, soy los huesos que adora entre sus apretados músculos aquella dama encantadora, y no seré yo quien decida deshacerme de su cuerpo mutilado, sino que serán sus curvas las diosas carnales que mis formas transformen en polvo, y de aquel pálido polvo tres líneas parirán su encanto, ¡oh nariz pobre de pensares!, como avatares, mis ojos sangran en mi garganta que derrumba sus hablares, cuando dentro de una pústula expulsa su cariño en forma de pus, su ponzoña de lento asesinar.
La serpiente abre sus fauces, soy la pierna de madera que sentirá su crujir, cuando esos dos filos dentro de mí logren dos aberturas similares a una guerra, llena de seres blancos como líneas de aquella hermosa dama. Y decidiré por fin si las engulliré al instante que respire, o si prefiero me muerdan, incrustando en mi lenta agonía aquel escalofrío desatroso, que no supera la noche cruda de la resaca, y que dentro de la eyaculación más pobre, la serpiente me seduce, y que yo beba de ella, como niño en un crimen de teatro, fingiendo ser arrullado por la violación sobrenatural y clementina. ¡Oh falo perfecto!, me miras desde lejos, hermosa línea que se adentrará en mis narices, ¡oh perfecta cocaína!, no habrá mejor serpiente que tu hermoso cuerpo entre la mesa, y mi vida.