miércoles, 22 de septiembre de 2010

Uno y medio


"Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres.
Porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren".
Sabina.



Uno y medio.


Son tus besos,
una lengua,
con sabor a pechos
sobre mi cama.

Son tus manos,
un franja,
de poemas
sobre mis ramas.


Ella se vestía de lunares, comprendiendo así, la magia del pañuelo, que danza sobre el virgen suelo, como una estela, que se deja sobre la estéril tierra. Ella en su fragilidad asumió la pureza de una manera esencial, como el calor puro, de un lienzo oscuro.

Nena, píntame la piel, no pretendas disimular conmigo.

Ella aparcaba sus manos, vestidas de jaguares, sobre mi espalda angustiada, que una a una, dejaba ella las heridas, que eran lentas y largas, sutiles, como las respuestas de dios a mis plegarias. Ella consumió, como adicta mis líneas, que eran dos, como un gesto absurdo.

Nena, bebe de mi boca, no quieras disimular conmigo.

Ella remojaba su lengua, dentro de mi lengua, asimilando así el agua que no purifica, como león que ruge, dentro de su leona, así consagramos juntos, la ruda historia, de un hombre que no sabe follar, y la nena, que jamás intentó volar.

Nena, muere conmigo, que no querré vivir más contigo...


A Cambalache, for sentimental reasons.

2 comentarios:

  1. ME PARECES UN SER EXTRAÑO Y ESO ME AGRADA, SEGUIRÉ LEYENDOTE MÁS SEGUIDO

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  2. Elizabeth.R., si se toma un café con este servidor, verá que soy más común que el pan francés en los desayunos limeños. Sígame leyendo, que también le leeré. Un abrazo. Gracias por visitar esta guarida.

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