miércoles, 28 de diciembre de 2011
Púrpura
Como todas las carnes juntas que al caer de mis fauces
-que son muchas
se tornan especiales en el suelo.
Y todo es púrpura
como tu risa cuando es retocada con mi puño
y todo es púrpura en ti
hasta tu sombra
cuando eres retocada con mi puño.
Hace diez años que no quiero ser hombre
cuando el puño de aquel viejo entra en mi culo
y hace de todo esto que me rodea una farsa
hay un niño que me llama papá
hay un perro que ladra en el corredor
hay un jardín por regar cada tarde del segundo día
y hay un viejo que introduce su puño en mi culo
y todo se hace púrpura
tan púrpura que prefiero encerrarme bajo las sábanas
tan púrpura que aborrezco tu piel y la acaricio hasta que se haga negra.
Hace diez años que pretendo ser otro
y tú me amas como todo el odio del mundo
y yo amo a mi mujer
con un puño similar al tuyo
hasta que olvida que vive
y en el suelo
como todas las carnes juntas
se hace especial.
domingo, 18 de diciembre de 2011
En tus rodillas
To be by your side
Nick Cave
Desde la rosa clamo tu nombre
que como una piedra se hace
cuando todo se conjuga en un solo muerto.
Ahí en tu cintura me abrazo
imagino ser un niño que quiere nuevamente
entrar en un vientre.
Tú me miras con esos ojos mudos
tan tuyos como la sombra de la noche más oscura
te levantas y haces de tus manos dos bastones
tropiezas porque aún no conoces mi habitación totalmente
regresas y con las mismas manos haces de mi cuerpo todo eso que perdiste desde hace ya tanto, me miras otra vez con los mismos ojos mudos
y yo me pongo a llorar sin que lo notes.
Desde la piedra clamo tu nombre
que como una rosa se hace
y ahí en tu cintura
me desmorono hasta perderme en tus rodillas.
Aquí bajo la sombra.
Yo
con estas manos que veréis como malditas
arranqué de vuestra cara ambos ojos
como si de una fruta se tratara al ser jalada de un árbol
el odio era eterno
y mi alma se hizo un pozo
no salí hasta darme cuenta de la aberración que cometí
Edipo que no fui sino que hice
y mi alma se hizo un pozo eterno como mi odio.
Yo
con estas manos que veréis como malditas
estropeé vuestra linda mirada
sin darme tregua de un lamento o dos
justifiqué mi rabia con sus pétalos
despojando de sus órbitas ambas miradas
una a una
en mis manos quedaron los iris sin arcos
en mis malditas manos quedaron todo eso
que yo adoraba con la boca.
Yo
con estas manos que veréis como malditas
acaricié su cuerpo luego de la sangre y de los gritos
ella tiritaba como un mendigo a mitad de la calle
me limité a besarle el alma
sufrí desde los huesos
lloré algo que era rojo como la sangre
y ella no podía mirarme
y ella no podía mirarme...
Yo
que con estas manos adorné vuestra figura tantas veces
he quitado de ti lo más preciado
eso que le dio significado a toda belleza.
...Y aquí... desde la piedra rosa clamo tu nombre
antes de quitar esta maldición de mi cuerpo...
Y aquí... mientras no me miras, corto esta maldición de mi carne
y tú
mientras lloras en silencio como un mudo
te limitas a limpiar esto rojo que derramo desde los brazos
hasta tus rodillas...
que como una piedra se hace
cuando todo se conjuga en un solo muerto.
Ahí en tu cintura me abrazo
imagino ser un niño que quiere nuevamente
entrar en un vientre.
Tú me miras con esos ojos mudos
tan tuyos como la sombra de la noche más oscura
te levantas y haces de tus manos dos bastones
tropiezas porque aún no conoces mi habitación totalmente
regresas y con las mismas manos haces de mi cuerpo todo eso que perdiste desde hace ya tanto, me miras otra vez con los mismos ojos mudos
y yo me pongo a llorar sin que lo notes.
Desde la piedra clamo tu nombre
que como una rosa se hace
y ahí en tu cintura
me desmorono hasta perderme en tus rodillas.
Aquí bajo la sombra.
Yo
con estas manos que veréis como malditas
arranqué de vuestra cara ambos ojos
como si de una fruta se tratara al ser jalada de un árbol
el odio era eterno
y mi alma se hizo un pozo
no salí hasta darme cuenta de la aberración que cometí
Edipo que no fui sino que hice
y mi alma se hizo un pozo eterno como mi odio.
Yo
con estas manos que veréis como malditas
estropeé vuestra linda mirada
sin darme tregua de un lamento o dos
justifiqué mi rabia con sus pétalos
despojando de sus órbitas ambas miradas
una a una
en mis manos quedaron los iris sin arcos
en mis malditas manos quedaron todo eso
que yo adoraba con la boca.
Yo
con estas manos que veréis como malditas
acaricié su cuerpo luego de la sangre y de los gritos
ella tiritaba como un mendigo a mitad de la calle
me limité a besarle el alma
sufrí desde los huesos
lloré algo que era rojo como la sangre
y ella no podía mirarme
y ella no podía mirarme...
Yo
que con estas manos adorné vuestra figura tantas veces
he quitado de ti lo más preciado
eso que le dio significado a toda belleza.
...Y aquí... desde la piedra rosa clamo tu nombre
antes de quitar esta maldición de mi cuerpo...
Y aquí... mientras no me miras, corto esta maldición de mi carne
y tú
mientras lloras en silencio como un mudo
te limitas a limpiar esto rojo que derramo desde los brazos
hasta tus rodillas...
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