jueves, 8 de octubre de 2009

Coversando el hombre que iba a morir


Estaba el hombre que casi moría, y digo casi porque aún no lo había matado. Tendido sobre mi cama de tela rosa, acurrucado porque el frío arrugaba hasta los pensamientos. Ahí estaba él, el hombre que casi moría por mi mano...

Él: ¿Y si la vida no es mas que un estado de mil muertes juntas?
El otro él: ¿Y si ya estamos muertos?
Él: ¿Y si no somos nada?
El otro él: Pues nada, ya sería algo...

Estaba la niña que hablaba con el hombre que iba a morir, detallando sus pechos sobre la boca que a futuro besaría, porque también ella, iba a morir por mi mano, y le dije:

Él, que era el otro: Te robaré un día que Dios esté muy enfermo, un día del cual tenga ya el olvido, un día en el cual la penumbra que es mi cama, y mi cama que es la soledad, y la soledad que ya no es nada, es decir; que duermo en la nada.
Te robaré un día que Dios no exista, mejor, porque si existe pecará conmigo, y si conmigo pecase es porque yo también soy Dios, y si yo soy Dios también él duerme en la nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario