miércoles, 15 de diciembre de 2010

El sur, una desolada forma de viajar


Bravo,
permíteme aplaudir, por tu forma de herir, mis sentimientos...


Bunbury


Del más allá, la lucha del fémur contra el húmero, se ensaña en mi cuerpo, y la piel no soporta ya, ni su leve murmuración. La pesadilla frunce el ceño, sobre la negra serpiente de asfalto, que esnifa, la perpetua anidación de los que viajan, al sur de los canallas olvidados. La mente divagar no quiere, ni mezclar botellas llenas que se acaban en mi garganta, con pipas de hash que se filtran en mi angina. Sino respirar de otro, la vulgar cofradía del abandono. Sufrir los más terribles tormentos es tradición de poeta, morir con las más puras agonías es linaje de bohemia, pero agonizar por algo distinto a todo ello, que se resuma en ella, ¡dios mío habremos muerto!, para la tarde habremos muerto.

Cuando el sol le gritó a la luna un rayo de luz, el balcón más tenue del olivar se desnudó completo, ofreciendo aquellas tetas redondas y dulces, que parecían en sus manos, dos corazones tan grandiosos como duraznos dorados, y colorados, y tibios. Probé yo, con los índices sus cumbres, duros mercaderes de la muerte, que te hacían sentir más vivo que el Jesús luego de su tercer día, y los atardeceres cansados nos acomodaban las brisas, en los ojos achinados más grandes del orgasmo, que ella mantenía, y que yo cometía.

Cuando por fin el número doce del reloj se acomodó exacto entre los pechos de aquella mujer medio tostada por el sol, me gritó desde su rajadura, algo húmedo como la mar, y salado como la mar, y peligrosa como la mar, ¡coño!, he naufragado en su mar... Sonrió con cierta majadería después, que me pedía acurrucarme levantando sus piernas, y estacionar así, aquello que la tenía loca loca, y a mí tibio tibio, y cansado cansado, y ahogado. Sí, ahogado.

Mantuve cierta distancia entre la perra blanca y mi mano, porque mordía si se le daba de comer, porque ladraba, si te veía pasar, porque así era ella, luego de un par tequilas y algo más. Ella mantuvo su distancia de mi sombra, porque luego de tres tintos en copa, yo le estiraba la mano, y los pies, y la lengua, y algo más, que era una especie de yugular. ¡Vaya jaguar!, ella atrapando mi especie.

En una cama de piedra duermo, que construida fue, en el sur de todos los sures, con las manos heridas, con los pies cansados, con los ojos rasgados. Me llamó desde su hogar, extrañando mis voces, que era toses, vulgares cofres de maldad. Y recostado estoy, en la dura cama que es una niebla, porque no está ella, ni cantando, ni desnuda, ni brincando como una muda, cuando el dedo se cortó, encima de mí, porque su caballo fui. ¡Oh lento andar!, de mi paso a paso, en su cuerpo.

Canalla soy porque he abandonado el beso y peso de otra mujer, en la niña del ayer, que jugaba con ballonetas, que eran caricias de sus dedos, en mis costados, en todos mis costados...


Desde el sur de todos los sures.


14 comentarios:

  1. ...porque no está ella, ni cantando, ni desnuda,...

    principalmente eso...

    después, poesía en prosa que alucino propia en algún sueño del día, porque la noche te la robaste completa.

    Don Mondragón reciba estos besos que son del día...... no me atrevo a nombrarle la palabra NOCHE. Ud. sabe.

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  2. que sur de todos esos sures es el que mas ama?

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  3. hoy más que nunca advierto que me quedo a fregar la piedra y a dar de comer a la perra.

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  4. ...y habremos muerto, con nuestros falos denudos apuntando al cielo, con nuestros vicios sumergidos en camas ajenas, con nuestras letras galopando con las estrellas...

    No me haga caso, que estoy ya borracho, aunque sea el mejor estado, para a Usted leerle, que a sus años tan cortos es tan sabio y tan genio y tan degenerado que bien, merece mi aplauso.

    Un abrazo...

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  5. Noelia, estimada mía, que la noche nos junte, en mi Buenos Aires querido, tan lejos de mi pueblo, como ando medio distanciado, ¡ya qué más da!, he de beber vinito en tu calle.

    Un abrazo, fuerte como la mar.

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  6. Silvi, ¡Silvi!, hace tanto ya, el sur de todos los sures es lo que más odio, pero que se ha ganado mi cariño.

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  7. Gato Pardo, gracias por el aplauzo, pero lo que más quiero, son las copas llenas de ron, ron rubio, con quemado, ese ron que tanto bebe sin mí, espero alguna vez, compartir una botella, así la distancia nos separe. Un abrazo, de gato a gato.

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  8. Qué grato ha sido encontrar tu blog. La cita de Bunbury, los versos finales de Gil de Biedma...
    Me seguiré pasando por aquí a menudo.

    Un saludo.

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  9. Genial como siempre pasar por tu rincón...

    Saludos y un abrazo.

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  10. Menuda forma más intensa de naufragar en su mar. El texto atrapa desde el principio hasta el final.

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  11. ¡Ay Rocío!, caviar de río frío...
    Gracias por haber llegado aquí, espero verla pronto. Besos.

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  12. Dafne Isern, es tiempo de ahogarse en la mar, en todo caso.

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