lunes, 11 de agosto de 2014

Tantas veces de noche



Luego de una imprudente distancia, una dulce señorita me dijo: La vida no es tan bella, muere Benigni al final.




Fly.

Entonces despierto
y la cama es una roca congelada de media noche
porque hay peces que mueren bajo el mar
y sombras que nunca llegan a ser hombres.

Entonces duermo
porque  hay niñas que serán mujeres mucho antes de nacer
y hombres que nunca llegarán a ser hombres.


Escribir poemas.

Botellas que mueren en la noche
o se acaban
o nunca llegan
botellas que hieren en la noche
bilis
y piel
y alma
y todo lo que el papel padece
hasta calmarse.


Intocable.

Me he olvidado
del sabor que tiene el vino cuando andamos
o decir por ejemplo:
tengo vida para gastar.
Pero no,
nunca queda nada.

He dejado atrás todos los años hermosos
se nota en mi rostro
ya no es el rostro de un muchacho que tiene la vida por delante

me han derrotado el sistema
los bancos
los supermercados
los calzados
las familias.

Quise ser muchas veces otros
ser por ejemplo;
piano
lápiz
tela.
Sí,
sigo siendo ninguno
o mejor
yo, -que es lo mismo.

Entonces despierto
y bebo lo poco que escribo
y escribo lo poco que bebo
ya no tengo la fortaleza que tenía cuando era más joven
ni las mujeres que me lastimaban desde abajo.
Entonces vuelvo a dormir
y vivo lo poco que bebo
y bebo lo poco que vivo.

He olvidado
el sabor de un buen pescado
las ganas locas de salir corriendo
esconderme bajo tu falda hasta gritar que no te recuerdo

te olvidaste de mí cuando te fuiste
y me perdí
como la palabra
como la voz
cuando no existe viento.

¡Mierda!

¡MIERDA!

Estoy andando,
el vino tiene buen sabor

es como besarte sin besarte
o caminar contigo sin estar con nadie

es dulce
y la uva es dios
y dios no existe
y la luz es de noche
y el sol tampoco existe.

Estoy andando,
me olvido de lo poco que he vivido
para ver que el futuro es nada
es como decir
-se hace camino al andar
pero sigue siendo nada.
 
Estoy andando,
mis mejillas dejan su color
mi aliento es grato
hay almas bailando a mi alrededor
y muertos que no me harán nada.

Entonces despierto,
todavía hay calor en la cama
-es como estar contigo sin estar contigo
me toco un poco
recordando a todas las mujeres que no tuve
me toco otro poco
olvidando a todas las mujeres que me olvidaron

la paz existe
es algo que brota de entre mis piernas
mi mente se nubla
todo deja de existir
hasta los latidos de este órgano mío
hasta mi respirar deforme
todo.


hay paz
cuando todo deja de existir
y soy;
piano
lápiz
tela
yo
-que soy lo mismo.


Concierto para cello.

Soleada risa su risa
como pecas que adoran pañuelos
o heridas que sanan con las rodillas.
Soleado escote su escote
donde aves flotan con hachís
para olvidar besos que se olvidan.

Porque dos recuerdos cargo con ella
honor a la noche
que es algo parecido a la alegría.
Primer beso.
Primer coito.

Tengo más distancias que me acercan a ella,
ella que nunca quiso todo con nada
ella que siempre supo demasiado,
porque me dejó
un solo de cello en la habitación donde culminó ahorcada,
ya que hay heridas que sanan con las rodillas
que es como quebrarse
o morirse sin morirse.
Ella
duerme en el jardín mayor
junto a la madre que le vio nacer
y un padre que se suicidó con ella.

Sí, guardo dos recuerdos con ella
en la caja boba
el género
y una palabra nueva.

Llegó la noche como si llegara alguien
inesperada
las siete en el reloj
las ocho
las nueve
y envuelta en su vestido de flor llegó
y en la cabeza el peinado despeinado
suelto
y entreverado.
Y las diez en el reloj
y las once
¡honor a la noche las once!
me preguntó si quería bailar
el gran salón de la casa llena de invitados
nunca antes había visto a una muchacha tan hermosa
bailamos
charlamos
y en el reloj seguían dando las once
¡honor a la noche las once!
noté en ese instante que el tiempo no pasaba con ella
y bailamos
y charlamos
y dejamos a todos los invitados atrás
y al gran salón atrás.

Acercó su perfume lentamente hasta mis labios,
sus ojos se cerraban ante el espectáculo de una vida
en ese instante
sentía sus labios abrirse con los míos
y una humedad única desde su lengua
inundando mi lengua,
mis manos cogieron su cintura
hasta ese beso entero que era como quebrarse en las rodillas.

Su padre le llamaba,
se marchó
y en el reloj
las once en honor a la noche
dejó de ser once
y las doce cantó
y las cinco
y dos días
y tres semanas.

Cuando la vi por segunda vez,
era almuerzo de domingo en su casa
salí de casa llegada la noche para no perder sabiduría
al verme
me llamó con las pestañas
me llamó con sus lunares
diciendo que me quite la capa y el sombrero
nos encerramos en la habitación de la madre
donde
sus pantalones ajustados se negaban salir
un cello lo iluminaba todo
sus bragas se perdían con el fondo.

-Llegaré a quererte algún día le dije,
por decir algo.
-No me gusta la noche, me respondió, ninguna noche.
-No quiero quererte en el día,
es como si faltara algo. Finalicé.

Esa fue la última vez que la vi
pasaron algunos días
su padre colgaba
ella colgaba
iluminando toda la habitación desde el techo
supongo
era de noche cuando saltó de la silla y la hizo caer
madera con madera
desde sus rodillas quietas
y su perfume en la cuerda

todo perfume en la cuerda...

Soleada risa su risa
en su lengua seca
como pecas que adoran pañuelos
que era su quererme con las rodillas.



Totalidad.

Los mutilados sostienen
completos
todos sus dientes cuando sonríen.

2 comentarios:

  1. My amor, la revolución beatnik ya se realizó. A otro tiempo lo tuyo.

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  2. Anónimo, gracias por pasar, y quiero pensar que el tiempo no tendrá jamás pasado ni futuro, solamente el hoy. Y gracias por pasar, hoy. Saludos.

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