jueves, 5 de noviembre de 2009

Días extraños


Odio el viento de los días extraños, odio el café con azúcar y la muchedumbre, odio el gesto aburrido de la risa, odio el campo verde, el negro, la tierra, odio todo, y cada espacio del mundo.
Odio el agua de los días extraños, odio el saludo de alguien, odio el vacío, el silencio, odio la mar, sus piedras y olas, las odio, porque son de hoy, y no es otoño.
Odio el otoño de los días extraños, y primavera, y verano, odio aún el frío, lo odio y odio todos los perfumes también.
Odio los latidos de los días extraños, odio los duendes en el jardín trasero, odio los delfines en una piscina, en la mar, en mi cabeza, los odio, pero también a los peces que nadan en el río, y al cactos, al geranio, al espacio entre tu calle y la mía. Odio todo eso y más...
Odio cada dulcería de los días extraños, odio cada postre, la risa solitaria, el llanto acompañado. Odio a las brujas, las escobas, y también me odio, porque soy como un día extraño...
Pero lo que más odio... es que tú no estés aquí...

'He visto llegar aquel insecto... Pero era una bala'...

Dedicado al peor momento sin un tango...


2 comentarios:

  1. Odio el saludo de alguien...

    lo pienso siempre que me saluda alguien que intento evitar...

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  2. Trish!... Gracias, porque los días han pasado...

    Y tú has regresado a esta esquinita...

    Todos alguna vez, hemos odiado ese instante...
    Todos.

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