"He olvidado también qué cosa, era olvidar"
Sobre la cama de plata se descubrió como mujer, una tarde de aquellas en las cuales la heroína le hacía ese pequeño favor, en su piel grababa la minúscula marca del beso infinito, del beso sin sonido y que no conoce límites, aquel beso que despide locura arrebatada. En sus claros pechos de melón, ni tan grandes pero sí muy pequeños, las manos de la mente inexacta exploran la versión del canto marginado, una versión salida de época, tal vez más dulce, tal vez más agria...
Sobre la cama de plata se descubrió como mujer, cuando aún no estaba loca, cuando aún las formas de su cabellera se distinguían en el orden formal de un peinado cualquiera, y sus pantorrillas tan secas encendían el paso del fuego que de sus pies brotaba, aquella llamarada de emociones pobres, que carecen de guión, que desbordan frases que en el mundo real pensarlas, sería un exceso.
La loca cara de gato, que al sonido del canto vacío se descubre en el miau y en el yo, desbordando piel dentro de su piel y dentro de mis manos, como en sus delgadas piernas, que ya no se sabe si es dulce o polvo a ingerir, a escarbar, o si la sal de sus mares pretenden la pólvora y la mecha, en el chispazo brusco de un beso figurado...
Sobre la cama de plata se descubrió como mujer, una tarde cualquiera, donde se ahorcó.
Ya no era la princesa de la boca de fresa, ya no era la princesa de los malditos bastardos que de la gloria escaparon para robarle una mirada. Ya no le tenía miedo a los viajes, ni a la risa, ni a la soledad y tampoco a la prisa. Recuerdo como cada domingo comía los besos y cigarrillos preparados por mis manos, comía del pan andaluz para no enamorarse, pero ya no tenía más amor, que el de los papeles como frazada.
¿Ya llovió? preguntaba angustiada. Porque quiero sacarme la ropa y añorar lo que jamás, nunca había sucedido. Quiero una postal de tus manos rajadas, y otra de mis manos sobre ellas... Y terminaba más angustiada. Yo la miraba y me perdía en el fino hilo que eran sus dos piernas, como fiebre de primavera, en el cual el melón se hace el mejor sabor en la boca, al igual que sus dos pechos...
Tomó del vino blanco, y preparó la cuerda, preparó la cuerda cuando yo aún estaba vivo, y me miraba bostezar mientras de mis maravillosas manos la sangre se me escapaba, sí... preparaba la cuerda, y la viga central de la habitación aduló su entierro, mientras yo, seguía escapando de la vida, escapando de sus besos, de aquellos besos sin sonido y que a la locura enciende.
¿Sigue lloviendo? volvía a preguntar. Una y otra y otra vez...
Yo la vi subir y saltar luego de la silla, sin ropa, sin risas, colgaba del techo de mi habitación adornándola un poco más.
Doce años después ella rebuscó en las calles el todo del ahora en lo eterno del mañana, y sin prisa loca se volvió... la loca cara de gato, la prima de los cuervos, la madre de los pechos de melón, donde su sabor, quizá se confunda en la primera noche que le tocará morir con otro... una vez más...
Dedicado a la loca, a Luzía cat face, en corazonadas de un alejado Sabina.
Le gusta Sabina, eso es bueno...
ResponderEliminarLe gustan las escenografías tétricas, y eso es mejor...
Caballero de la noche, una vez más Usted,
ResponderEliminaracompañándome aquí.
Me encanta Sabina, lo sabe Usted sin conocerme,
me gusta los lugares grotescos, en los cuales,
los gatos asesinan a todo Dios. Y eso,
Usted también lo sabe, y también, es mejor.
Gracias por el comentario siempre, 'en su punto'.
"Quiero una postal de tus manos rajadas, y otra de mis manos sobre ellas..."
ResponderEliminarImagen interesante, quizá hasta prohibida.
Ynot, ¡bienvenido!
ResponderEliminarNada está prohibido. Absolutamente nada.
Gracias por el comentario.
Saludos.
Gracias por la bienvenida. La devuelvo desde mi blog.
ResponderEliminarAlgún día igual nos vemos, y discutimos Kundera, Nietzsche y las prohibiciones y permisiones de nuestra civilización.
¡Gracias nuevamente! Doblemente ahora, claro.
ResponderEliminarYo encantadísimo de la vida, si la es, claro
también. Podemos discutor lo que sea, mientras
no sea temas románticos, ni religiosos y menos,
políticos.
Saludos por dos.
discutir*
ResponderEliminarsean*