Recogiste un martes con la mano rota, y la rueda de repuesto pinchada expresaba síntomas de bulimia, tal vez algo que se asemeja a un exorcismo nada cristiano. Una extraña y mordaz marca negra en la piel, como un lunar de hachís, como la vieja foto de una abuela joven, como el monedero desnutrido, casi al borde del suicidio...
Respiraste el anís quemado, el papel de dios prende bien aquí, y suena 'Love Modern' mientras un dibujo de tus tetas resuelve el misterio de la canción absurda, mientras el mismo dibujo recibe mis sutiles oraciones. Vivo dos veces y me llevo el libro de tela, de escarcha, de pájaro, y lo entierro dentro mío.
Asesinaste al macho cabrío, en ofrendas de piel y escamas, desde mi cama hasta las dos lunas que son el dibujo material, escombros luego de sentir el terremoto que son mis manos, mi boca. Muero otra vez y crece en mí el lunar que también es de hachís, como la flor rota que apunta al piso su brote, su escote, su baja espalda. Que similar al vino hace un goce y disfrute exagerado en mi alma de carmín...
Caíste sobre el marco de la ventana azul, sobre lágrimas de azufre, de cartón y de un loco. Caíste bajo el surtido de gritos, de maullidos, de gemidos, idénticos a los murmullos de una gata primorosa, que más parecía un sol estrepitoso de luz en sus cabellos que corrían como caballos.
Tomaste café, sangre seca en la nariz, pan árabe tostado, fresas deshidratadas, igualando al espacio entre sus pechos con dos botones de azúcar y miel, de nube y de hiel... que más parecía al momento en el cual, la noche blanca se transforma en una frazada auténtica de sueños, de vida, de piel... tu piel.
-Ha nacido otro día, gritabas, mientras creías ser Domingo.
Dedicado en partes, a la sutil Dama Blanca, que en su risa encuentro toda la tristeza que me hace feliz.
Respiraste el anís quemado, el papel de dios prende bien aquí, y suena 'Love Modern' mientras un dibujo de tus tetas resuelve el misterio de la canción absurda, mientras el mismo dibujo recibe mis sutiles oraciones. Vivo dos veces y me llevo el libro de tela, de escarcha, de pájaro, y lo entierro dentro mío.
Asesinaste al macho cabrío, en ofrendas de piel y escamas, desde mi cama hasta las dos lunas que son el dibujo material, escombros luego de sentir el terremoto que son mis manos, mi boca. Muero otra vez y crece en mí el lunar que también es de hachís, como la flor rota que apunta al piso su brote, su escote, su baja espalda. Que similar al vino hace un goce y disfrute exagerado en mi alma de carmín...
Caíste sobre el marco de la ventana azul, sobre lágrimas de azufre, de cartón y de un loco. Caíste bajo el surtido de gritos, de maullidos, de gemidos, idénticos a los murmullos de una gata primorosa, que más parecía un sol estrepitoso de luz en sus cabellos que corrían como caballos.
Tomaste café, sangre seca en la nariz, pan árabe tostado, fresas deshidratadas, igualando al espacio entre sus pechos con dos botones de azúcar y miel, de nube y de hiel... que más parecía al momento en el cual, la noche blanca se transforma en una frazada auténtica de sueños, de vida, de piel... tu piel.
-Ha nacido otro día, gritabas, mientras creías ser Domingo.
Dedicado en partes, a la sutil Dama Blanca, que en su risa encuentro toda la tristeza que me hace feliz.
Interesante juego de palabras: "... en su risa encuentro toda la tristeza que me hace feliz."
ResponderEliminarSaludos...
Arrivederci
... ...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazon
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesia ...
AFECTUOSAMENTE
MONDRAGON DE MALATESTA
jose
ramon...
Gracias, a los dos. Al primero por aún no abandonar este pequeño terrible espacio mío.
ResponderEliminarY a José Ramón. Por el detalle...
tan detalloso. Saludos a los dos.