sábado, 22 de agosto de 2009

Veintidós (Instante cinco)


De la piel ha nacido el sustento, ella, que también ha nacido de la piel es el mío. Por cada elemento sobrenatural, sus ojos que imitan a la noche más oscura, por sus pies que parecen dos copos de nieve, por sus pechos, que son todo al momento que la pesadilla perdura.

De la gracia ha nacido la risa, ella, que también es Gracia ha nacido de la mía. Por cada fortaleza humana, sus manos que imitan el borde de un precipicio vacío, por sus lunares a contar, por sus curvas, que son todo al instante que la pesadilla despierta.

De la fantasía ha nacido la vida, ella, que también es parte de la vida que tomé como mía. Por cada nube dulce, que en su vientre de blanco algodón persisten mis besos dejando tímidas huellas. Por sus piernas, que son todo al instante que la pesadilla consume.

De la soledad ha nacido la tristeza, ella, que también ha sido alegría sabe lo que pesa la tristeza que es mía. Por cada espacio no conocido, sus labios que imitan a la locura más endemoniada, por sus manos que parecen los gestos de Dios, por su lengua, que es todo al momento que la pesadilla destruye.

Querida mía, la vida ha llamado al muerto, seduce tu alma abrazando la mía, llévame, mátame, cómeme...


A Cambalache, for sentimental reasons.

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