martes, 23 de noviembre de 2010

Amor en tiempos de pólvora


Soy como tú estás, soy como te sientas, soy Satanás, soy la Cenicienta, soy una vara, soy un tirano,

soy malo malo...


Pereza



Un día quieres dejar el mundo entero por mí, la misma noche te aburres y no soy para ti, como quisiera tenerlo tan claro, como lo tienes tú.* Porque quedan solamente, los recuerdos machos sin hembra, que entre ellos no se fecundarán mas, aquellos placeres momentáneos de la mente, ni sabrá ya mi mano qué es tu mano, ni mi boca qué es tu paladar. Era la noche del fin del mundo, un noviembre triste de muchos que ya, se habían propagado. Yo prendía sobre una cama la pipa tres de hachís, ella escribía tres líneas sobre una negra mesa, sus manos tétricas y huesudas me rozaban los nudillos cada diez minutos, y reía, reía como nunca antes vi reír yo a una mujer.

Horas antes nos presentamos, ya que nos conocíamos en palabras de otros, mientras fuimos por café, jugo de fresa y tal vez una película moderna, nos pusimos al tanto ya en palabras personales y nuestras. Ella reía, reía y reía, y nunca yo había visto reír a una mujer como ella lo hacía. El café terminó, la fresa, la moderna película y también su risa, estábamos ahora en una habitación tétrica, que no era huesuda como sus manos, sino más bien oscura, oscura como sus ojos. Ella esnifó las tres líneas que escribió y yo fumé la tercera pipa sobre la cama. Se acercó, acarició mis nudillos una vez más, sonrió, sus ojos negros y chinitos lo eran todo, me besó, sus ojos chinitos y negros todo lo eran.

Cuando por fin despertamos nos unía un asqueroso dolor de cabeza, ella quería estar desnuda y yo ponerle las ropas, yo apetecía lavarme el rostro y ella acariciar mi barba, la pipa sobre la mesa saludó las tardes malas de un sábado cualquiera, su ropa interior negra me sedujo hasta el cuarto de baño, donde me comí con ella un polvo acogedor que luego vomitamos, porque terminamos abrazando el lavabo ella y el váter yo.

¿La amabas?, sí, como se aman ciertas cosas.
¿La odias?, sí, como se odian ciertas cosas.

Luego de sentir el agua fría y tibia su boca, salimos disparados hasta la cama, donde ella no se negó cuando le puse el sujetador, al instante que sus tetas se despedían de modo pequeño, sutiles tetas las de ella en mi mano, sin ruido, sin bulla las acariciaba, mientras ella reía, juro por dios que no existe que ella reía y reía, como yo nunca antes vi a una mujer reír. Tengo dos besos en casa, tal vez un abrazo, dos tazas de café y un sueño de cuatro horas. Te acompaño le dije, y me tomó por los nudillos, acariciando mi barba.

¿Morirías por ella?, no, porque no se puede morir dos veces.
¿Estás muerto entonces?, no, porque no se puede morir dos veces.

Caminamos calles que no conocíamos, recordando cómo llegar a casa, ella tomaba mi brazo, yo tomaba sus besos, y dentro de todo el abrumador presagio de un polvo futuro, me consumía aún la idea fúnebre de aquella dama que me juró con la boca un cielo sin ser dios. ¡Rayos!, ¿qué pasa?, creo que estoy muriendo. Dijiste que no se podía morir dos veces. Quizá mentí un poco...

Al entrar en la habitación nos miraron los cuadros más tristes del mundo, y la cama, la feliz cama nos veía ahí parados, ella de mi brazo, yo de su boca. Nos besamos golpeando algunos muebles, caímos en el lecho, sus pequeñas tetas dentro del sujetador tiritaban inquietas, y mi boca en su boca, y sus brazos aferrados a mi cuello, su pelo, sus ojos chinitos, ¡mi pipa!, ¡coño!, olvidé mi pipa en aquella habitación...

Era ya el tercer polvo que nos ofrecimos, me abrazó algunos minutos, me miraba, acariciaba mi barba, y reía, reía y reía, mientras yo, adorando su risa festejaba en sus pezones, tibias caricias con mi índice. Luego se levantó dando un brinco, la cama en el suelo y yo sobre ella, mirábamos como se iba por aquel espacio donde no había puerta, ¡qué culo!, ¡qué flaquita tan rica!, ¡qué ojos chinitos y negros más bellos! Regresó minutos luego con dos tazas de café, una por mano, y desnuda ella bebía su café, y desnudo yo, bebía su café, recostados ambos, pensando en cómo rayos pudo habernos pasado todo aquello, sin predecirlo, sin quererlo, sin conocernos. ¡Coño!, ¿qué pasa?, ¡mi pipa!

El café acabó, el aroma persistía aún en el ambiente, la cama deshojada, ella desnuda, ¡riquísima!, y desnudo yo, respirando de su café, que luego se hizo un beso, el beso sin risa con sabor a café más largo de la tarde, y también culminó la tarde, la noche presente se hizo, ella aún desnuda, yo con la abierta camisa y el falo colgando fui por agua a la cocina.

¿Piensas en ella en este instaste?, en todos los instantes pienso en ella.
¿Hasta cuando hicimos el amor?, quizá mentí un poco...

Casi golpeaba en el reloj la hora once, dos botellas de vino a un lado de la cama destripadas de su uva estaban, nosotros bebimos de esos entreveros, y luego de habernos revolcado en la bañera dos veces, nos quedamos profundamente dormidos por cuatro horas. Cuando abrí los ojos sentí un peso seco encima de mí, era ella, y su cabello oscuro cubría mi piel, sus pies en mis pies, su mano en mi mano, su risa en mi pecho. ¿Quieres más vino?, un poco tal vez. Ella se levantó con el rostro somnoliento, caminó hasta el estante pequeño de su habitación torpe y delicadamente, tomó una botella de vino blanco, la descorchó, me miró y luego se acercó moviendo esas curvas directas de su delgadez, y sus tetas, ¡qué tetas!, pequeñas en mis manos, medianas en las de ella.

¿Tendremos otro momento como este?, tendremos años como este momento.
¿Estás mintiendo?, sí, quizá lo esté haciendo un poco.

Ella se puso en pie nuevamente con un puchero lento, con los ojos tristes, y negros, fue hacia un cajón cualquiera, sacó de él un pequeño paquete que abrió suavemente, ¡bendiciones! dijo acomodándose el cabello hacia atrás, se quedó parada unos segundos... ¡MIERDA!, ¿qué pasa?, ¡TU PIPA!, y reí, juro por dios que reí y reí.


*Como lo tienes tú. Bunbury & Pereza. Versión Malatesta.

28 comentarios:

  1. Qué suerte la de la chica delgada...
    Un momento como áquel, un instante así puede ser más eterno que aquellos instantes rutinarios de años y años y años =)
    Al menos yo, elegiría un minuto así de placentero, antes que sesenta de aburrimiento =)

    Muy pero muy bueno !
    Apasionante leerte. Me hiciste acordar a William Burroughs =)

    Un beso o 2 !
    Qué placer es visitarte; suerte la de aquella que puede tocarte... =)))

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  2. Eleanor dalí, nada de suerte, todo es por purita necesidad. Y si Usted elije un minuto así de placentero, llámeme, que caigo sobre su casa. Gracias por leerme, y por comparar mi trabajo paupérrimo, con William Burroughs, es un poco mucho, por no decir abismal. Pero agradeceré, porque me educaron con bien. Un beso también para Usted, y para la que puede tocarme. Un beso más.

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  3. La ironía de usted roza el cinismo (¿o era al revés?).
    Sin embargo, (no, al revés; por eso, por eso) escribe vuesa merced como los mismo ángeles del infierno. Los que cayeron de la pura verdad por hacer de la mentira un certeza más espúrea.
    Beso. No, besos. No, beso, no.

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  4. Elena, siempre tan vegetariana en su escribir. No sé si el cinismo, tope mi ironía, pero seguimos aún, en pie de guerra. Resumimos pues, que para su pluma, soy un ángel del infierno, y la dicha que me otorga, es grande. Gracias por pasar una vez más por este rinconcito mío, y además, dejar tan sublimes líneas. Un beso, no, besos, sí, muchos besos. O mucho beso, da igual. Adiós.

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  5. me llevaste a ver una película y yo soy más de andar por casa con las bragas de algodón colgadas en el pequeño tenderete del minúsculo baño con lavadora incluida.
    me llevaste a ver una película que no dejé de mirar desde "un día" hasta " reí".
    una película de personajes que enamoran porque no son como yo.

    al terminar de leer miré tu foto de perfil

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  6. no voy a decir mucho,

    creo que me volaste la cabeza cuando leí esto...

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  7. Impresionante! La imágen pasó por mis ojos, los olores, la mezcla de verdades y mentiras,... no se puede morir dos veces? Se puede morir mil y seguir respirando...
    besosss Mondragón!

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  8. Camino roque, me llevó a imaginarla por casa, y desnuda. Con las bragas colgando de mis manos. Y al ver mi foto, ¿qué dedujo?

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  9. Paula María, intentaré morir más veces entonces, un beso también, gracias por regresar y regresar.

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  10. qué deduje? nada.
    no es una ecuación.

    pero lo vi con su pipa
    y reí,
    juro por dios que reí y reí

    (imaginé más cosas pero no te cuento)

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  11. Camino roque, todo es numérico, TODO. Y al leer su comentario reí, juro por dios que reí y reí. (Imaginaré cosas también, que no le contaré)

    Un saludo.

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  12. Juro que me quemé con tu pipa.
    Y reí reí reí. ESTÁS MINTIENDO? un poco...quizás.

    Sos malo malo malo

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  13. "..Fumaré, te agarraré entre
    mis labios sedientos y te fumaré.."
    Draco (otro gran dios ;)

    Te tomo... matamé a dinamitazos, que ya sabes si fuera pan... porque soy dulce y veneno!.

    Mis todos.. sí, como se sienten ciertas cosas.

    De delirio.

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  14. Clara, entonces seguiré fumando más pipas, para quemarle más y más.

    Gracias por pasar,

    y más malo que yo, ni Lucifer.

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  15. Arya, siempre será Usted, la que me mueva el asiento, con tan geniales comentarios. Acomodaré mi silla, antes de agradecerle. ¡LISTO!, gracias, y a fumar a Draco, con Usted a lo lejos. Un beso.

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  16. Ella, de seguro, también mintió. Todo lo orquestó para reir.

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  17. "Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
    y en tu nada recoge estas mis quejas,
    Tú que a los pobres hombres nunca dejas
    sin consuelo de engaño. No resistes

    a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
    Cuando Tú de mi mente más te alejas,
    más recuerdo las plácidas consejas
    con que mi alma endulzóme noches tristes.

    ¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
    que no eres sino Idea; es muy angosta
    la realidad por mucho que se expande

    para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
    Dios no existente, pues si Tú existieras
    existiría yo también de veras".

    Oración del Ateo/Miguel de Unamuno.

    No miento, Magnífico texto!!

    Un abrazo...

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  18. Estimadísimo GatoPardo, queridísimo, GatoPardo, es que ya nada se puede agradecer, después de tal elogio, y tanto es poco, porque en tiempos globalizados como los que nos ha tocado vivir, todo resulta muy insignificante.

    Gracias, por haber caído aquí, y además, por dejar siempre, algo tan genial, de comentario.

    Le dejo otro abrazo, porque si Usted existe, es que yo, también cogí rumbo. Un abrazo más. Y otro más, y así con respuesta de eco, hasta cansarme.

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  19. No hay reglas de tres en el mundo de la tinta... quizás eso sea lo bueno. Que siempre estamos expectantes...

    Saludos y un abrazo.

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  20. La sonrisa de Hiperión, una vez más aquí, gracias.

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  21. Sabe, esto de andar por estos lares mientras todo el mundo duerme, es lo que inevitablemente me jode. Y ni siquiera hay por aquí cerca un parque donde poder encontrar borrachos destacables dentro del rango de mi propia calaña.

    Usted es un maestro, yo le aprendo y le aplaudo por el valor que yo no tengo, Usted les ha de llamar tetas y yo pechos, y aunque aparentemente es lo mismo, Usted es un Poeta de tono más etéreo.

    Un abrazo con el aprecio de un gato enardecido por el vicio y el sosiego...

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  22. GatoPardo, hermano de las alturas y líneas que no suben tanto como nosotros. Es la terrible maldición la que nos ha tocado, la de no dormir mientras duermen todos, ¡oh larga maldición la de los gatos!, pero la bendición está cuando copulamos,y escribimos. Gracias por todo lo que me otorga, desde su admiración, a todo lo demás. Un abrazo fortísimo, que nos una para cantar rancheras a la luz de su media luna, mientras las gatitas en celo, nos muestren las tetas a mí, los pechos a Usted. Un abrazo más.

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  23. Por hoy paso a saludar, guapo. Luego vendré con tiempo para dedicar buen rato a tus letras. Un beso,

    Andri

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  24. Andri, regrese cuando pueda, cuando quiera. Gracias por escribir y saludar. Beso.

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