"Oh perfecta blancura del diablo
Señor de la mierda y de la muerte
Cadáver que se desliza Sobre tus tetas,
que tapa como el perro Con tierra sus heces
Oh tú, perfecta venganza de escribir
-el crimen moral al que se llega por escrito"-
Señor de la mierda y de la muerte
Cadáver que se desliza Sobre tus tetas,
que tapa como el perro Con tierra sus heces
Oh tú, perfecta venganza de escribir
-el crimen moral al que se llega por escrito"-
Leopoldo María Panero
Noche, que a la soledad esputas, pereces como en el trigal los difuntos.
Muerte, que a mi lecho escapas, me follas como en el burdel una ramera.
Hombres del más allá, que como moscas plantan en la espalda marrón sus huevos putrefactos; jadeos de otros muertos, otros que ya justificaron su divinidad y su letargo.
Carne, que en la boca disimulas el olor, a niño no nacido sabes.
Mujer, que a mis manos te sometes, lloras tu imperfección desde el pavimento.
Caballos del infinito, que en sus cascos de plata perciben el quejido de los recién nacidos; chillidos de grillos, que entre la hojarasca y la quebrada quitan el sustento del jaco.
Ya no tengo más gritos que los tuyos, morirás más tarde, luego del beso infinito.
Sin más qué decir...
Muerte, que a mi lecho escapas, me follas como en el burdel una ramera.
Hombres del más allá, que como moscas plantan en la espalda marrón sus huevos putrefactos; jadeos de otros muertos, otros que ya justificaron su divinidad y su letargo.
Carne, que en la boca disimulas el olor, a niño no nacido sabes.
Mujer, que a mis manos te sometes, lloras tu imperfección desde el pavimento.
Caballos del infinito, que en sus cascos de plata perciben el quejido de los recién nacidos; chillidos de grillos, que entre la hojarasca y la quebrada quitan el sustento del jaco.
Ya no tengo más gritos que los tuyos, morirás más tarde, luego del beso infinito.
Sin más qué decir...