lunes, 14 de diciembre de 2009

La batalla del fin del mundo


La mujer preñada sabe lo que mi carne pesa, y desde su interior yo me atraganto con su sustento, así será hasta matarla.


Las guitarras amoldan en el viento sus notas que a pesar del sol no se calientan, vuelan mariposas invisibles y en sus lomos de escarcha cargan a los enanos llamados elfos defectuosos, llevan en esos lomos también a los jacos magullados y a otros muertos. Las vetustas hadas recogen frutas secas para el señor sapo y él, recoge moscas para el eterno dios de la sabiduría. El hambre crece en las barbas del pobre y en sus manos, el moho muta en ampollas, en sangre y ardor.
Hienas corren desnudas a lo largo de un vientre llamado tierra, y de ella emergen los cráneos que antes otros han enterrado, como frutas rojas elevan su tamaño apuntando hacia el sol, y es el sol el que baña todo el valle con su luminosidad. De la costa este delfines se mueven entre la tierra y la nieve, cantando cosas que otros peces les enseñaron para entrenar a la humanidad, y en sus lomos de plata cargan a los gigantes llamados elfos perfectos, traen con ellos espadas blancas y piedras negras. Las jóvenes brujas recogen semillas húmedas de la boca del búho y él, entrega sus ojos para vencer a la oscuridad. El frío crece como crece la hierba mala, y quema con su seco temblor hasta la última gota de sangre de los guerreros del norte, matándolos sin siquiera luchar.
El viejo mayor levanta las manos y una flecha parte su corazón antes que sus rodillas toquen el suelo, el segundo dueño de la humanidad ha caído, y con él, dos mil niños inocentes.
Del otro lado del mar, grandes barcazas se hunden en el olvido, las que antes surcaban orgullosas hoy se ven desmoronadas ante un leve suspiro de la mar, mueren ahí, miles de seres, entre niñas y mujeres. Perros sin piel nadan entre la carne y el lodo, buscando corazones e hígados para alimentarse, en sus lomos heridas que dejaron otros secan poco a poco.
El viejo menor se toca la barba, otra flecha perfora su cabeza y muere antes que su cara toque la negra y fértil tierra, el primer dueño de la humanidad ha caído, y con él, los niños restantes...

Inspirado en uno de esos sueños que jamás se terminan de comprender.

4 comentarios:

  1. ..."Perros sin piel nadan entre la carne y el lodo, buscando corazones e hígados para alimentarse, en sus lomos heridas que dejaron otros secan poco a poco..."
    Espero que no se refiera usted a la carne de los Gatos...
    Compañero, que buenas escenofrafías usted proyecta.

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  2. Estimado Gato Pardo. Gracias por la nada merecida mención. La carne de los gatos, es intocable. Así que no me refiero a la carne de los gatos. No se preocupe.
    Gracias por dejar su huella una vez más aquí.

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  3. Son rajas que envenenan el inicio, y.... Oh, el vientre llamado tierra, de lagos de fuego que nos arden la boca al plasmarnos las palabras...

    Son serpientes esos sueños nauseabundos, impúdicos pero divinos de incertidumbre...

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