Triste carne de largos pesares,
que no estorba ni escoge la risa,
hombre sin húmeros ni malabares,
que no llora tardo ni a prisa.
Triste peste de cojos recuerdos,
que no llega ni se ha ido,
hombre que se planta en los verbos,
que sufre lento y no ha caído.
Triste papel de letras lentas,
que no muere ni ha vivido,
hombre infeliz de frágiles veletas,
que del mundo se ha corrido.
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