Imagen de "SIENTO DEJAR ESTE MUNDO SIN PROBAR PIPAS FACUNDO"
A la distancia un ser de mirada morena la defendía de cualquier idea de hombre. Él como cualquier tarde subía por la patas blancas de aquella hermosa dama y terminaba en sus dulces pechos.
Ella lo miró, en silencio le sonrió.
Dodó: Te mataría en este mismo instante.
El: ...
Dodó: Te mataría y nadie te extrañaría.
Él: ...
Dodó: Quiero caminar de tu mano sobre la arena blanca de playa San Lorenzo.
Él: Miéntame y dígame que no me olvidará...
Dodó regalaba sus huellas y las regaba por doquier y él, tan callado; la miraba. Caminaron juntos desde San Pedro a Las Mestas, se alejaban como arrastrados por el viento, se marcharon entre besos de saliva y pelo.
Dodó: Eres sur, eres viento. Algo que se mueve como el lamento.
Él: Yo solamente quiero ser lo que Usted diga que puedo ser.
Dodó: Quiero que seas muerto, muerto y azul.
Él: ¿Algo parecido a una sirena o la sombra de ésta?
Dodó: Algo que se mueve en mis pesadillas y revienta con la marea.
Él: ...
Día uno: Dodó y él jugaban sobre la arena blanca y quemada.
Día dos: Ella tomó y marcóle algo en el pecho de manera profunda.
Día tres: Se despiden con un abrazo, seis besos, dos gritos y un ronroneo.
Él siente la sal en las heridas, respira, se hunde, salitre en la garganta.
Ola uno: Un dolor extraño golpea su cabeza y lo confunde.
Ola dos: Agua y sal en la lengua mientras la sangre se mezclaba con la mar.
Ola tres: Sus ojos ven aquel hoy negro similares a los de aquella dama.
Él: Pero no es un drama, no... No es tan trágico. Esto no es...
Buscó en sus palmas algo parecido al beso. Lamióse, vistióse. Marchóse.
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