sábado, 9 de mayo de 2009

Naranja


La luna corre su lápida de labios magullados, un destello imaginado sobre la falda muerta.

La noche se prende con lágrimas felices, como gorrión asesinado grita la piel al desprenderse.
Enigmático, colosal, dimensiones brutas del cráneo al caer por encima de todo lo recreado en verso.
La luna rompe su ataúd de plata y sangra por un lado mientras yo recojo plegarias de la perra más fiel.
La noche regresa como alhaja quemada, remojada en barro y excremento de animal.
Es el gato muerto el color perfecto, como el viento sobre la columna de tu espalda que rasga el interior de mi vientre podrido.
La luna regresa su aliento muerto mientras la simple flor de mora crece desmedida.

Cae el hombre, cae la noche, se prenden los puticlubs de sofás naranja entre putas y chispazos de hombre viejo.

El sexo, el sabor amargo de tus pezones marrones imaginados como luna, son solamente las dimensiones de una vida mal asegurada...

No hay comentarios:

Publicar un comentario